La sociedad tinerfeña ha levantado las cejas a modo de alerta con la confirmación, este miércoles, de la detección de la especie Lissachatina fulica, el caracol gigante africano, por parte de la Red de Detección e Intervención de Especies Exóticas Invasoras en Canarias (REDEXOS).
Calificada por REDEXOS como “peligrosa especie invasora”, esta especia animal puede transmitir una forma de meningitis que ha provocado que la comunidad científica se ajuste en su asiento. Además, también es un riesgo para la agricultura.
Riesgo muy alto de establecimiento
Jaime de Urioste es el portavoz de la Fundación Neotrópico, el único Centro de fauna exótica en Canarias, y ha reconocido a Atlántico Hoy que, respecto a la posibilidad expansión y de establecimiento de poblaciones estables, “el riesgo es muy alto”.
Así, contextualiza que en Canarias “hay buenas condiciones climáticas, alimentación apropiada y ausencia de depredadores naturales” y agrega que “el riesgo para los cultivos y especies vegetales nativas también es muy alto”.
Análisis de ejemplares
En lo referente a los riesgos zoosanitarios, Jaime de Urioste explica que “habrá que analizar los ejemplares que se capturen para determinar si son portadores de los patógenos o parásitos”. Asimismo, aclara que “no es lo mismo los ejemplares criados en cautividad que los procedentes de la naturaleza y que hayan estado en contacto en sus países de origen con estos organismos peligrosos para la salud humana”.
Según ha compartido el portavoz de la Fundación Neotrópico con este medio digital, el caracol gigante africano es un caracol terrestre de gran tamaño, con concha generalmente cónica y enrollada formando entre cinco y nueve espirales comúnmente, que puede superar los 20 centímetros de longitud y hasta 12 centímetros de diámetro.
Más características
Además, presentan una columela (la columna central a partir de la cual se produce el enrollamiento de la concha de gasterópodos) truncada y la apertura de la concha es ovalada. La superficie es más o menos lisa, mostrando las estrías de crecimiento. Su color sigue un patrón de bandas longitudinales de color marrón-rojizo alternado con bandas claras o violetas.
Para acabar, en cuanto a la conformación física de esta especie, su cabeza tiene dos pares de tentáculos. Uno, mayor, en la parte superior con ojos en la punta y otros, inferiores, más cortos con función táctil.
Potencial peligrosidad
Sobre su peligrosidad, desde Fundación Neotrópico señalan que estriba en su alto potencial zoonótico por transmisión de los parásitos Angiostrongylus cantonensis y Angiostrongylus costaricensis. De esta manera, desarrollan que el contagio se produce por contacto con sus secreciones mucosas, por una ingestión accidental de alimentos contaminados con las heces y mucus de los moluscos hospedadores intermediarios o por la ingestión directa de estos caracoles gigantes africanos.
En caso de que un ser humano sea contagiado, De Urioste abunda en que “la respuesta inmune del ser humano tiene como consecuencia una alta eosinofilia y reacciones inmunes desproporcionadas”, a la vez que indica que “el género también es vector de cepas patógenas de Salmonella spp, Arizona spp., Shigella sonnei y Aeromonas hydrophilla con efectos patógenos”.
Riesgos para humanos
En humanos, la Angiostrongylus cantonensis produce meningoencefalitis eosinofílica con síndrome neurotóxico que puede tener consecuencias letales. La sintomatología incluye cefalea pulsátil persistente, hiperestesia cutánea, temblores, ataxia, parálisis y pérdida de peso. Puede producirse también shock anafiláctico como resultado de la respuesta inmune a las fases larvarias del parásito.
Por su parte, la Angiostrongylus costaricensis produce angiostrongilosis abdominal que, sin tratamiento, suele resultar mortal. Los enfermos presentan dolor, generalmente localizado en la fosa ilíaca y /o en el flanco derecho. Casi siempre hay fiebre, raramente acompañada de escalofríos. Anorexia, vómito y estreñimiento.
Por último, desde la Fundación Neotrópico recuerdan que el caracol gigante africano está incluido en el RD 630/2013 que regula el catálogo español de especies exóticas invasoras.