Los canarios, al límite: “A mi hijo le va a tocar hacer la maleta”

Choinagchen, uno de los manifestantes del pasado domingo, que ya vivió la emigración de su abuelo y su padre, asume que ocurrirá lo mismo con su hijo

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Choinagchen durante la manifestación / AH / BELA CABRERA
Choinagchen durante la manifestación / AH / BELA CABRERA

El domingo 20 de octubre, Canarias vivió una nueva jornada de manifestaciones para defender la tierra y solicitar el cambio en el modelo turístico que, según expresan los convocantes y asistentes, ahoga a los canarios, que están al límite.

Uno de los miles de asistentes a la movilización fue Choinagchen, que recorrió el paseo marítimo de Arona enfundado entre cartones con un mensaje claro: “Canarias, paraíso para… ladrones, ricos, golfos, chanchullos, trapiches, mafias, guiris…”. Todo ello con dos hojas de palmeras y dos banderas amazigh (azul, verde y amarilla, y con la “Z” amazigh en el centro, y que se identifica con que las Islas Canarias forman parte del mapa geográfico, histórico, cultural y también político de la Tamazgha, formado por una amplia región del norte de África que comprende desde el Archipiélago canario hasta el oasis de Siwa, en Egipto).

Repercusión en la gente

“Era necesario que se repitiera una manifestación con la del 20A y cada vez la población se está dando cuenta, porque ya les repercute en sus propias carnes en el día a día”, señala Choinagchen. “Están viendo cómo sube la compra, que se tienen que levantar dos horas antes para ir a trabajar más dos horas para volver” añade.

Así, critica sobre la gestión de Canarias que “están los caciques con más de 40 años y siempre con el mismo modelo y cada vez con una vida más precaria, bañándonos en mierda. Y no solamente eso, sino también en" las aguas para llenar las piscinas. Y todas las desaladoras que va a haber ahora va a ser para bañarnos en más mierda”.

Igual que hace medio siglo

En este contexto, asegura que Canarias sigue con las mismas soluciones desde hace 50 años “y la única forma de pararlo la tiene el pueblo, porque lo que tenemos son marionetas. Da igual el color que pongamos, porque han estado todos”, apunta en referencia a la clase política.

Con todo, recuerda el devenir de su familia. “Mi abuelo se tuvo que ir con una maleta para La Habana, mi padre se tuvo que ir para Venezuela. Yo me quedé a recoger maletas y a recoger a gente sin maletas. Y mis hijos preparan las maletas porque es lo que les va a tocar. O despertamos, pueblo canario, o nos toca otra vez repetir lo mismo”, asevera.

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