Las bodas por la iglesia católica en Canarias han descendido un 26,5% en los últimos 14 años, según datos del Instituto Canario de Estadística (ISTAC). En 2007 se realizaron 2.793 casamientos frente a los 680 que se realizaron en 2021. Una disminución bastante llamativa que concuerda también con los datos del barómetro autonómico que en 2005 determinó que el 86,4% de los canarios se declaraba católico. Sin embargo, casi 20 años después, tan solo un 54,9% declaraba serlo entre practicantes y no practicantes —este último grupo es mayoritario, un 35,8% del total—.
Ya desde los años prepandémicos se empezó a notar el descenso de fieles que se casaban en estos templos. En 2018, se llevaron a cabo 1.365 matrimonios y ya al año siguiente, en 2019, estos disminuyeron a 1.097 —268 menos—. Como es lógico, durante la pandemia también decrecieron, a 372, pero cuando acabaron las restricciones estos no aumentaron hasta conseguir alcanzar las cifras anteriores, al contrario, se quedaron finalmente en 680.
El cambio de estética
Una gran boda, la iglesia decorada con flores, la novia de blanco entrando del brazo de su persona más querida y el novio esperando frente al altar. En el pasado este era el objetivo de aquellas personas que soñaban con casarse y que, además, querían una gran boda, llena de invitados y con un convite por todo lo alto. Aunque también por amor, los matrimonios civiles, por el contrario, estaban vistos con un mero trámite de firma de papeles en el ayuntamiento, sin gran asistencia y ostentación.
Sin embargo, esa mentalidad ha cambiado desde hace unos años. Ahora las bodas por lo civil pueden comprender casi todo lo que abarque la imaginación de la pareja. Empiezan a verse bodas en hoteles, en playas, en casas rústicas, en barcos… Es difícil no dejarse llevar cuando uno de los momentos más importantes de tu vida puede convertirse en todo un cuento de fantasía.
Pérdida de terreno
En general, las celebraciones religiosas han perdido peso en España. Además de las bodas, los bautizos también han disminuido en el conjunto del país. En 2007 se celebraron 325.271 mientras que en 2021, las personas bautizadas no llegaron a la mitad, siendo un total de 149.711 —un 54% menos que hace 14 años—. Los datos de 2021 sobre las comuniones confirman también la tendencia a la baja en este sacramento. Ese año se celebraron un total de 182.760 comuniones, un 28,8% menos que en 2007, cuando se registraron un total de 256.587 en todo el país.
En esta caída libre de pérdida de fieles los expertos estudian las nuevas formas de entender la religión. Eugenio Reyes es doctor en Sociología y profesor en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y asegura que los datos responden a un por qué en nuestra sociedad. "Antes la religión era un relegari de lo cotidiano. La gente salía de la jornada de trabajo, de las obligaciones y se amparaba en la religión. Hoy la oferta del relegari — del relegarte de lo cotidiano — se ha disparado. La función social que hacía la religión aparte de la funciones espirituales, personales, éticas y de valores ha cambiado y ahora hay una amplia oferta de ocio, descanso, vacaciones …", explica.