Canarias revoluciona la salud con ropa capaz de monitorear a las personas en tiempo real

El proyecto H2TRAIN sitúa a las islas en el mapa de las tecnologías industriales a nivel global al ser el mayor proyecto financiado de la Ley Europea de Chips (European Chips Act)

Guardar

Uno de los chips diseñados por el proyecto de la ULPGC./ CEDIDA
Uno de los chips diseñados por el proyecto de la ULPGC./ CEDIDA

Si se habla de talento en Canarias, no hay por qué dudar de si hay o no. Lo hay y este proyecto de biosensores textiles para monitorizar a pacientes y deportistas lo demuestra. El Instituto de Microelectrónica Aplicada (IUMA) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria es el encargado de coordinar H2TRAIN, el mayor proyecto financiado de la Ley Europea de Chips (European Chips Act), con 24 millones de euros.

Juan Antonio Montiel, profesor del IUMA y coordinador del plan, apunta que este proyecto es un “hito” tanto para Europa como para España y, cómo no, para Canarias, al "situar a las islas en el mapa de las tecnologías industriales", pues la idea supone una revolución en los campos la atención deportiva y sanitaria inteligente al permitir conocer los parámetros de salud de la persona que lleve puesto el chip consigo. 

Solo con un chip en la ropa

Este proyecto científico comenzó en un evento entre la academia y la industria en la que ambos mundos convergen para realizar propuestas de cara a la Ley Europea de Chips, cuenta Montiel. Además de las reuniones que le solicitaron durante la feria, dos empresas se pusieron en contacto directamente con él para elaborar un proyecto conjunto. “En una semana les presenté mi idea y lo aceptaron”, señala. Fue así como se embarcó en esta aventura conjunta con 35 instituciones públicas y privadas, pymes y grandes empresas de seis países miembros de la Unión Europea (Austria, Alemania, España, Finlandia, Francia, Italia, Polonia). 

Pero, ¿de qué se trata exactamente? Montiel indica que son biosensores textiles inteligentes capaces de monitorizar parámetros fisiológicos, enfocado sobre todo a personas mayores, enfermas o deportistas. Dicho ‘mal y pronto’, se tratan de unos chips que pueden implantarse tanto en las fibras de los tejidos de la ropa como en un parche en la piel para medir la salud de las personas que lo llevan. 

Medir la salud 

El profesor del IUMA explica de manera sencilla que se asemeja a los conocidos relojes deportivos que usa todo el mundo. Sin embargo, más allá de contabilizar los pasos, las distancias recorridas o el pulso, cuenta con una “técnica nueva” que permite conocer otros parámetros “a través del sudor”, por lo que de esta manera se pueden extraer datos de la persona “de una manera mucho menos invasiva que, por ejemplo, una analítica”. 

La tecnología, que incluye inteligencia artificial, permite así la monitorización continua de deportistas, o de pacientes crónicos o en procesos de rehabilitación. Estos nuevos prototipos de biosensores inteligentes son capaces de medir los niveles de glucosa, el cortisol, el esfuerzo físico realizado a partir del lactato o, incluso, el nivel de acidez del sudor, apunta Montiel. Los datos recabados le llegan al experto, ya sea un médico o un entrenador, permitiendo hacer un seguimiento del tratamiento, entrenamiento, etc. de la persona, añade. 

Para Montiel uno de los beneficios más destacados de este proyecto es la revolución que supone en el sector de las personas mayores. Más allá de hacer “un seguimiento para que la persona mantenga una vida sana de ejercicio, los sensores nos sirven también para saber cuándo se produce una alteración en el movimiento, incluso cuando se produce una caída”, por lo que “se van a ver monitorizados tanto para su bienestar como para los pequeños accidentes que puedan suceder”, contribuyendo a que “se sientan mucho más seguros”. 

Demostrar el talento

El proyecto arrancó este mes y tiene “una hoja de ruta muy marcada”, asegura el profesor. El plan establecido es de tres años: “el primero se dedicará al desarrollo de los sensores, el segundo al desarrollo de herramientas para expertos (médicos y entrenadores) y, por último, la validación en hospitales y centros deportivos”. A este periodo se suma otro año enfocado a la fase de comercialización, por lo que se espera que los productos estén en el mercado dentro de estos tres años marcados. 

Para el ingeniero, este proyecto es una “oportunidad de demostrar nuestro talento y la labor de nuestras universidades” al desarrollar un producto que permite competir en el mercado contra potencias como Estados Unidos y China. Montiel destaca que sitúa a Canarias en el mapa de las tecnologías industriales, “a pesar de que no contemos con una industria alrededor”, y posiciona a España al coordinar un plan de este calibre, “algo que no sucedía desde 2007”. 

Archivado en: