Canarias ha reducido un 22% las emisiones de gases de efecto invernadero en los últimos 20 años

Las cifras reflejadas en el anuario energético del Gobierno de Canarias revelan que en las Islas se emanaba 16.303 kilotoneladas (kt) de CO2 allá por el 2002

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Foto de archivo de la centra eléctrica de El Palmar, en La Gomera / EFE
Foto de archivo de la centra eléctrica de El Palmar, en La Gomera / EFE

Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es uno de los mayores rompecabezas para los países a nivel mundial. Entre cumbres climáticas para llegar a puntos en común como el acuerdo de París, países disidentes como fue Donald Trump tras su llegada a la Casa Blanca de Estados Unidos —quien decidió incluso abandonar el histórico tratado internacional firmado en la capital francesa— y leyes aprobadas desde el parlamento europeo para paliar la crisis, cada territorio analiza su situación con el objetivo de saber hasta dónde puede —o debe— llegar. El Archipiélago, como no puede ser de otra manera, también tiene desafíos a los que enfrentarse. Aún así, los datos son claros: la emanación de CO2 a la atmósfera ha caído el 22,1% durante las dos últimas décadas.

Las cifras recogidas por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico —reflejedas también en el anuario energético del Gobierno de Canarias—. revelan que en las Islas se emanaba 16.303 kilotoneladas (kt) de CO2 allá por el 2002. Se trata de una cifra que se ha reducido hasta las 12.698 en 20 años —los registros llegan hasta el 2022—. “Coincide plenamente con el desarrollo de todo lo que tiene que ver con las renovables”, afirma Aridane González, presidente del comité científico para cambio climático del Ejecutivo regional en declaraciones a Atlántico Hoy

Autoconsumo

Quien también es profesor e investigador en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) matiza que no solo han influido las energías limpias en el sentido amplio de, por ejemplo, la implantación de aerogeneradores, sino además el autoconsumo. “Muchas industrias en Canarias desde la última década, especialmente el sector turístico, lo han ido introduciendo en sus instalaciones”, afirma. “Por lo tanto, las emisiones van disminuyendo”, añade.

La realidad es que el sistema eléctrico de las Islas se nutre un 30% menos de las energías renovables —sobre todo compuesto por eólica y fotovoltaica— que el peninsular. El Gobierno autonómico, como publicó este periódico en noviembre del año pasado, indicó en una respuesta parlamentaria que las infraestructuras en el Archipiélago están basadas principalmente “en tecnologías que emplean como combustible productos petrolíferos”.

Central eléctrica de Las Caletillas. / ATLÁNTICO HOY
Central eléctrica de Las Caletillas. / ATLÁNTICO HOY

"No es suficiente"

Sobre la bajada que han experimentado las emisiones en la comunidad autónoma, González tiene clara su postura: “Evidentemente no es suficiente”. Recuerda que en la propia Ley de Cambio Climático de Canarias se pide llegar a la neutralidad, por lo que todavía queda mucho camino por andar. Un objetivo, quizás, más asequible, sería llegar a los niveles registrados en el año 1990. Por aquel entonces la cifra fue de tan solo 8.231 kt de CO2. 

El número continuó creciendo exponencialmente hasta 2005 cuando hubo 19.303 kilotoneladas. Parece que a partir de ahí hubo un punto de inflexión debido a que los datos empezaron a vivir una caída libre. “Al analizar la gráfica y el contexto económico, vemos cómo a medida que la industria se ha ido desarrollando, principalmente el turismo, las emisiones han ido aumentando. En torno a los años 2000 fue cuando Europa comenzó a hacer mucho hincapié en que había que disminuirlas en todos los países miembros”, detalla el profesor e investigador. 

El sector energético emite el 88% de los gases de efecto invernadero en Canarias. En la imagen, la central térmica de Candelaria / RAMÓN DE LA ROCHA-EFE
El sector energético emite el 88% de los gases de efecto invernadero en Canarias. En la imagen, la central térmica de Candelaria / RAMÓN DE LA ROCHA-EFE

Punto de inflexión

“Ahí fue cuando también Canarias empezó a invertir más en renovables. También es verdad que el desarrollo tecnológico en este campo se empezó a comercializar o hacer más democrático y más accesible en ese momento. Todo va de la mano también del desarrollo tecnológico, de las capacidades, del compromiso europeo y de que el Archipiélago también evidentemente en la década anterior había sufrido muchos retrasos en este tema”, continúa González.

Volviendo a los retos de cara al futuro, señala que se pueden compensar las emisiones con la absorción de carbono a través del océano o zonas verdes. “La importancia viene de que ya no solo hay que seguir favoreciendo renovables especialmente de autoconsumo, sino en el almacenamiento energético”, apunta. 

Territorio aislado

Incide en que uno de los grandes retos que tiene Canarias como territorio archipielágico aislado, porque no se puede comparar con la Península, ni siquiera con Baleares, porque está desconectada de cualquier territorio continental energéticamente hablando, es poder almacenar energía. Bajo su punto de vista, es fundamental que cuando haya escasez de, por ejemplo, viento, se pueda seguir teniendo energía “sin tener que quemar cantidades ingentes de petróleo”. 

“La capacidad de carga de las redes de distribución de Canarias están prácticamente en su límite. Vemos que los vertidos de energía que se producen mensualmente van incrementando con el tiempo. Contamos con bastantes instalaciones, pero no tenemos capacidad de almacenamiento”, reflexiona.

Por islas

Destaca que tanto la ciudadanía como las industrias necesitan esa energía para poder funcionar. Ve que ahí está la clave “y por eso hay que seguir investigando, desarrollando e invirtiendo en este campo”. Al desgranar el territorio, comenta que todas las islas deberían tener, como mínimo, la obligación de producir aquello que demandan. “Evidentemente, la dimensión de esa inversión en islas como El Hierro no es igual que en Gran Canaria, Tenerife o incluso Fuerteventura.

“Pero además de esto, el reto tiene que ser mayor, y es que una vez cada una de las islas tenga el máximo compromiso de producir la energía que necesitan, luego hay que intentar coordinar la interconexión de todas porque un sistema cuanto más grande es, resulta más estable y es más fácil de gestionar”, prosigue González.