El pasado sábado, cuando se acostaron para dormir, los niños que forman el equipo de minibasket del Evecan eran finalistas del Campeonato de Canarias en su categoría y, tras asegurarse su presencia en el encuentro por el título autonómico, se habían ganado en la cancha el derecho a participar en el próximo Campeonato de España. Horas después, la mañana del domingo, ese sueño se había esfumado en medio de un lío monumental.
La Federación Canaria de Baloncesto, tras varias deliberaciones, estimó un recurso presentado por el Dipicell Realejos, en el que se acusaba al Evecan —conjunto vinculado a la cantera del CB Gran Canaria— de saltarse el reglamento. Las resoluciones del Comité de Competición y la Jueza de Apelación, además, fueron contundentes: ambas dieron por perdido el partido —por un resultado de 2-0— al equipo grancanario, al que cerraban la puerta de la final y mandaban a jugar el encuentro por el tercer y cuarto puesto.
La respuesta del Evecan, ante la medida de la Federación Canaria de Baloncesto, fue ruidosa y derivó en un amago de pleito insular: no presentó a su equipo para la disputa de su último partido en el torneo —cita que determinaba qué conjunto ganaba el bronce en la competición—, se negó a participar en la ceremonia de entrega de trofeos y pidió al resto de equipos grancanarios presentes en la cita —que se disputó en el La Orotava, Los Realejos y Puerto de la Cruz— que se retiraran como gesto de solidaridad.
¿Qué provocó la sanción?
Para llegar a esas circunstancias de bronca, primero hay que reparar en los antecedentes que aparecen como hechos probados en as resoluciones federativas. En ambas se estima el recurso presentado por e Dipicell Realejos al entender que el Evecan se saltó el reglamento. ¿Cómo? En minibasket, categoría de formación en la que compiten niños de 12 años, todos los jugadores convocados tienen que participar en el partido. Así, la normativa establece que —como mínimo— deben jugar dos cuartos completos —es decir, 16 minutos— durante los cinco primeros periodos del encuentro —consta de seis—.
En el caso del Evecan, su cuerpo técnico interpretó el reglamento —según las resoluciones de la Federación— a su conveniencia: su quinteto titular en pista no coincidía con el cinco inicial confirmado a la mesa de anotación. Ante ese error forzado —ya se había empleado en los dos anteriores partidos—, el entrenador del conjunto grancanario consideró que cumplía con una de las excepciones que figuran en las reglas de la competición: "El/la jugador/a que actúa indebidamente debe ser sustituido/a, contando el periodo como jugado para los/as jugadores/as".
Los mejores, más tiempo en cancha
Para el Evecan, con ese punto —el cuarto— del reglamento en la mano, los dos jugadores introducidos por un presunto error en el quinteto titular ya habían cumplido con la norma que garantiza la participación de todos los convocados en el partido, detalle que permitió a su técnico disponer de más tiempo en la cancha de sus mejores jugadores en busca de un objetivo final: sobre todo y por encima de todo, ganar.
La resolución de la Juez Única de Apelación aclara que "a mayor abundamiento en el apartado 5 de las normas de competición se hace constar, claramente que cada jugador debe jugar al menos dos periodos completos dentro de los primeros cinco, y únicamente rigen las excepciones que en dicho precepto se contemplan". "Ninguna", subraya, "de dichas excepciones recoge que en el caso de error del apartado 4 a ambos jugadores se les computará como periodo completo. Una cosa es periodo jugado y otra cosa es periodo completo (que se cumple cuando se juega desde el inicio del mismo hasta que finaliza, como define claramente el párrafo 1 del apartado 5 de las normas de competición)".
Falta de valores
La jugada, utilizada ya en varios duelos previos de la competición, no pasó desapercibida para el Dipicell Realejos, que presentó un recurso, ni para otros presentes en la competición. Varios testigos, consultados por este periódico, lamentan "la falta de valores" que promueve un equipo vinculado al Granca. "Casi ha sido peor la reacción posterior", apuntan, "de pataleta, de querer vincular al presidente de la Federación Canaria con el Realejos y de no asumir que incumplieron el reglamento con niños de 12 años, que la propia trampa".