El bonito proyecto de cohousing para dependientes en La Palma que puede morir ahogado en burocracia

Brisas Canarias nació para ser un proyecto de vivienda colaborativa para personas dependientes y con discapacidad, pero ahora tiene que devolver subvenciones por no haber cumplido plazos

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Joan Mompó, Guadalupe Brito y una actividad de Brisas Canarias, proyecto de cohousing en La Palma./ MONTAJE AH
Joan Mompó, Guadalupe Brito y una actividad de Brisas Canarias, proyecto de cohousing en La Palma./ MONTAJE AH

"Te estás ahogando y tengo un flotador, pero te faltó un sello. Te jodiste". Con esta frase sintetiza, con el estómago encogido por la rabia, el fundador del proyecto Brisas Canarias, Joan Mompó, la tremenda lucha que ha librado durante casi una década contra la burocracia para sacar adelante su idea y que ha terminado por quebrarles, literalmente, a él y a su mujer, Guadalupe Brito.

Brisas Canarias surgió en 2015 como una iniciativa de cohousing -vivienda colaborativa- que fuese sostenible, autogestionada e inclusiva. El matrimonio se mudó de Barcelona a La Palma, buscando un lugar que fuese más benevolente con estado de salud de ella. Guadalupe Brito sufrió hace años un ictus que la dejó postrada en una silla de ruedas. Desde entonces, el acceso a oportunidades de vivienda adaptada y ayuda en dependencia por su grado reconocido de discapacidad se volvieron un problema que ella y Joan Mompó decidieron transformar en una bonita oportunidad para ayudar a más personas en situaciones similares.

Cuidados mutuos

Esa era la finalidad del proyecto: construir, junto con otros núcleos familiares en situaciones parecidas, una asentamiento en el que vivir todos juntos, procurándose cuidados mutuos y sin tener que depender de las larguísimas listas de espera y la pírrica oferta de vivienda adaptada en Canarias.

Conociendo a otras personas dependientes y visitando residencias de mayores, el matrimonio fue, con los años, perfilando y mejorando su concepción del proyecto, tratando de mejorar hasta el último detalle que pudiese pasar desapercibido ante los ojos de quienes no lidian en su día a día con una discapacidad.

Las subvenciones se comieron el proyecto

Pero Mompó, que atiende amablemente a Atlántico Hoy para narrar lo que pretendía ser su viaje a Ítaca, habla en pasado de Brisas Canarias aunque el proyecto siga en pie. Él y su mujer se han hecho definitivamente a un lado y dudan seriamente de su viabilidad a futuro. La burocracia, el papeleo, los plazos inflexibles y las condiciones arbitrarias han convertido este sueño en una quimera que les atormenta y que ha provocado un empeoramiento en el estado de salud de Guadalupe Brito y una ceguera incipiente en Joan Mompó, fruto del estrés.

La cuestión de fondo es que este proyecto basaba su viabilidad en que, a priori, el 90% del desembolso económico era susceptible de recibir subvenciones. Brisas Canarias solicitó en su momento distintas líneas de subvención al Servicio Canario de Empleo (SCE), el Instituto Canario de Vivienda (Icavi) y la Consejería de Derechos Sociales. Ahí comenzaron sus problemas.

Burocracia y más burocracia

El Servicio Canario de Empleo concedió al proyecto 182.000 euros para financiar parte de la construcción de las viviendas. La obra se retrasó porque el Consejo Insular de Aguas tardó en aprobar la instalación de una depuradora, de manera que Mompó y Brito consiguieron la licencia de obras definitiva el día antes de que acabara el plazo para ejecutarla, por lo que pidieron un aplazamiento. Para su sorpresa, el plazo para pedir este aplazamiento de la obra ya había vencido y estaban ahora en el de justificación de unos trabajos que no habían empezado aún, aunque sí se habían hecho ya inversiones en suelo y proyecto, y el SCE les reclamó que devolviesen la suma.

Otra piedra -o roca- en el camino fue la denegación de otra subvención del Icavi de 438.000 euros porque Brisas Canarias no constaba en el registro como entidad sin ánimo de lucro dado que, en el momento de inscribirse, las promotoras de viviendas, aunque fuese un proyecto colaborativo, no estaban contempladas como susceptibles de serlo. Asunto que tocaría resolver a través del registro de cooperativas para tratar de acceder tanto a esa subvención como a otra línea de ayudas de 900.000 euros de la Consejería de Derechos Sociales que les fue denegada por esa misma razón, teniendo el resto de requisitos en orden.

La pelea contra el registro de cooperativas ha sido tal que Joan Mompó ha llegado a pensar -y le han llegado a sugerir- que alguien tenía algo personal contra él. "Se trata simplemente de cambiar un par de cosas y aprobar los estatutos para poder adaptarnos a la ley, pero incluso yendo con los estatutos de otras cooperativas ya aceptados y cambiando nada más que los nombres, nos los han denegado. Llevamos nueve meses intentando cambiar nada más que dos nombres por una reestructuración en la dirección. Todo esto es algo que me causa verdadero terror y afecta todavía más a mi mujer", explica Joan Mompó.

Sin recursos ni ayuda frente a la administración

Lo que más le duele a este barcelonés afincado en La Palma es que la administración pública, con sus normas, sus procesos y sus requerimientos, ha terminado por ser algo "absolutamente deshumanizado" que acaba con proyectos de gran utilidad pública como el que plantearon él y su esposa en su momento.

El ciudadano de a pie, sostiene Mompó, sin ninguna experiencia ni ayuda en lo que se refiere a los trámites con la administración pública, no tiene nada que hacer contra el ejército de burócratas del Estado o las Comunidades Autónomas. 

Fin de ciclo

"Si no he hecho nada mal y el proyecto es bueno, ¿por qué nadie nos ayuda? ¿Por qué es todo tan estricto?", se pregunta Joan Mompó, que cree que las administraciones deberían ayudar más a quienes tienen ideas buenas y ser justas y flexibles con los requerimientos.

Pero, para Joan Mompó y Guadalupe Brito, Brisas Canarias duerme ya el sueño de los justos, pues no tienen intención de luchar más por él. "Yo me hago a un lado, quiero salir del proyecto, abandonar el mundo del cohousing y ya está. Está en peligro la vida de mi esposa", sentencia amargamente.