El Teatro Pérez Galdós, ubicado en pleno corazón del Guiniguada en Las Palmas de Gran Canaria, acogió este viernes la XVII Cumbre de Cotec Europa. Se trató de un encuentro donde el vicepresidente de la Comisión Europea —y exministro de Asuntos Exteriores de España— advirtió de la vulnerabilidad tecnológica que padece el viejo continente. Un problema que, según expuso, afecta a la capacidad de defensa de los 27 países miembros porque los armamentos de la actualidad están basados en nuevas tecnologías —por ejemplo, los drones—. En la misma sintonía se pronunciaron el rey Felipe VI; y los presidentes tanto de Italia, Sergio Matarella; como de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa —quien intervino a través de un vídeo debido a los incendios que asolan la nación lusitana—.
Después de varias sesiones a primera hora de la mañana —mientras los jefes de Estado español e italiano visitaban el Museo Élder en un encuentro con escolares— y una actuación musical del timplista Hirahi Afonso se produjo una conversación protagonizada por Borrell y la presidenta de la fundación Cotec, Cristina Garmendia. Ella, la primera en intervenir, puso sobre la mesa que la realidad con la tecnología es muy relevante. Añadió que las instituciones políticas y los estados miembro no eran conscientes, así como no estaban preparados a lo que se venía. “No tener acceso al neón lo hizo complicado para el vehículo eléctrico”, puso como ejemplo.
Conciencia del entorno
Borrell puso sobre la mesa la necesidad de mentalizar a la población de la importancia que tiene la relación entre apostar por la tecnología y el armamento. “No estamos en guerra, pero no tenemos suficiente conciencia del entorno en el que vivimos”, exclamó. “Los europeos nunca nos habíamos planteado influir al mundo con otra herramienta que no fuera el mercado, estamos lejos de darle a Ucrania todo lo que necesita”, agregó. Además, indicó que el armamento ha evolucionado hasta el punto de que se puede derribar un tanque de 150 millones de euros con unos drones que cuestan 500 euros la unidad.
“No hay que asustar a nadie porque el miedo no es buen consejero, pero hay que tomar conciencia”, recalcó el vicepresidente de la Comisión Europea. Aunque admite que la percepción social es más difícil de cambiar, señala que han tocado en la puerta del Banco Europeo de Inversión con el objetivo de que invierta en proyectos que deriven en las armas del futuro —no se trata, dijo, de que financie la compra de armamento, sino iniciativas que permitan investigar en esa dirección—.
Proyectos demasiado ambiciosos
“Las armas de hoy”, subrayó, “fueron concebidas hace mucho tiempo”. Reconoció que la vulnerabilidad económica en la Unión Europea “es muy grande”. “En el 2000 dijimos que 10 años más tarde seríamos la economía digital más avanzada, leído ahora suena sarcástico”, sentenció. “Somos muy buenos en marcar objetivos, pero no analizamos por qué no cumplimos los anteriores en lugar de proponernos otro más ambicioso”, expuso con sarcasmo.
Borrel comentó que hay unas 400 startups que necesitan ayuda económica. “La Comisión Europea tiene un presupuesto de 8.000 millones cada siete años, es muy poco, pero con eso hacemos que el sector industrial saque sus proyectos”, afirmó. Sobre el tema tecnológico vinculado a las armas, declaró que “no reaccionamos con la suficiente diligencia porque no sentimos que se nos vaya la vida en ello”. Al final de la conversación, reflexionó acerca de que la UE se concretó como un proyecto de paz entre los europeos. “Renunciamos al poder porque habíamos abusado de él”, concluyó.
Estar unidos
Felipe VI, por su parte, dijo que hoy en día puede parecer obvio, pero hace 10 años ese mensaje no calaba del mismo modo en la opinión pública [el de la importancia que tiene la tecnología]. “Algunos hechos trascendentales −una pandemia, una guerra y una sucesión de crisis financieras y de suministros− nos han llevado a tomar conciencia, a los europeos, de que hay objetivos que solo podemos lograr si estamos unidos: reforzar la soberanía tecnológica, apostar por la transición energética, reforzar las infraestructuras y guiarnos por los más altos estándares sociales y ambientales”, expuso.
“Esas ideas alumbraron el plan Next Generation, el mayor esfuerzo de los países europeos para que la Unión recupere el lugar que le corresponde en el ámbito tecnológico e industrial. Y más recientemente, podemos verlas también en piezas importantes del marco regulatorio de la UE, como el Reglamento de Semiconductores o Chips, el de Materias Primas Fundamentales o el de la Industria de Cero Emisiones Netas”, prosiguió.
Varias áreas
“El marco común nos invita a una evaluación de los riesgos para la seguridad económica en 4 áreas; cuatro áreas que, no de manera casual, han sido abordadas en las sesiones de trabajo de esta Cumbre: cadenas de suministro; seguridad física y cibernética de infraestructuras críticas; seguridad y fuga de tecnología; y la instrumentalización de las dependencias económicas con fines coercitivos”, señaló.
Por otro lado, destacó que la UE con su mandato recién estrenado, pondrá el énfasis en la seguridad económica y en cómo promoverla a través de las capacidades tecnológicas propias, las alianzas con países 3ros y la cooperación entre los socios comunitarios. La voz del Sur de Europa deberá oírse con claridad en esa reflexión conjunta.