Una historia de película. Así se podría resumir el resurgir de una de las voces que más impactaron hace ya unos 15 años en Tenerife, la de Tatatito. No tanto por su voz, que ya es impresionante, sino por el contexto: un aparcacoches con diversidad funcional que se gana la vida a diario en sus labores y que un día se dejó grabar mientras versionaba la popular canción Cuando acaba el placer de Tony Tun Tun, con el añadido que también hacía voz instrumental con su propia voz.
Tres lustros después, tras quedarse en el olvido su boom -con una aparición mediante junto a la murga Los Mamelucos en 2016- el artista urbano Borikó le convenció para grabar una versión especial del tema que le catapultó a la fama insular durante un tiempo, con un videoclip que está dando la vuelta a la isla y que en apenas una semana ya lleva más de 30.000 visitas
La historia de Borikó y Tatatito
“Hasta hace poco más de un mes yo vivía en Países Bajos y estando allí siempre veía vídeos, por nostalgia, de Canarias”, contextualiza Diego Borikó en una entrevista concedida a Atlántico Hoy sobre el germen de esta colaboración. “Por casualidad me encontré con el vídeo de Tatatito, que yo ya lo conocía de cuando era pequeño -tiene 25 años actualmente- y es muy icónico", añadió.
En este contexto, desarrolla que esa nostalgia le llevó a crear una cuenta en Instagram (@vurletero) donde empezó a subir vídeos relacionados con cosas que pasaban en las Islas. “Tatatito, alguien que entrevistaron en Callejeros que por cómo se expresaba hacia gracia, comida, bailes y tradiciones nuestras, como las Tablas de San Andrés”, indica.
Cómo surgió la colaboración
En apenas una semana consiguió 10.000 seguidores y observó que la gente empezó a apoyar de forma clara el famoso vídeo de Tatatito que alcanzó las 200.000 visualizaciones solo esos días. “Cuando volví a Tenerife hubo gente que me habló por privado y me dijo que tenía que llevar a Tatatito a un estudio, porque canta como los ángeles. Lo que pasa es que nadie le ha dado la oportunidad. Tanto me lo dijeron que me fui a probar”, relata.
Así, Borikó se aventuró y fue a dar a los aparcamientos del hospital de La Cuesta con Juan Ramón, como se llama Tatatito. O Tato. “Se lo explique todo. Que la gente le estaba animando a ir a un estudio. Me miraba sorprendido, con cara de ‘qué me estás contando’. No entendía nada”, recuerda entre risas. “Me tomé mi tiempo, lo entendió y me dijo que cuando quisiera lo fuese a buscar”.
Apenas 24 horas después, le tomó la palabra y pasó algo mágico. “Cuando íbamos en el coche al estudio le dije que cantara la canción porque tenía que cantar en el ritmo sobre la pista previamente creada, porque él está acostumbrado a cantar sin ritmo. Teníamos las ventanas abiertas y cuando empezó a cantar todo el mundo comenzó a mirar al coche porque es una maravilla. Tiene un tono de voz de una persona que lleva cantando toda la vida. Tiene una profundidad increíble. Se nota cuando hay cantantes que te llegan al corazón a pesar de la vida que hayas podido tener o de los contratiempos. Innegable”, expresa Borikó.
El estudio de grabación
La parte complicada fue cuando llegaron al estudio. “Parecía un león en la biblioteca. No entendía nada y se le empezó a explicar cómo funciona todo”, señala el artista, que quiso poner en valor al productor principal del éxito del tema, Kike Falcón.
“Los productores analizaban que igual había que grabar los instrumentos por separado para hacer la canción, porque el ritmo lo requería. Era complicado, pero lo queríamos hacer. De repente, vino el productor Kike Falcón desde Gran Canaria y me dijo que él creía que podía hacer el instrumental de la pista sin grabar los instrumentos. Se me abrió un mundo”, agradece Borikó.
La grabación del Videoclip
El videoclip de la canción tiene dos puntos de rodaje. Uno en la propia zona de trabajo de Tatatito y el otro en un estudio de fotografía. Todo en un mismo día y de corrido.
Estuvimos desde las 12 horas del mediodía hasta las 18 horas de la tarde. Y claro, Tatatito no está acostumbrado. Volver a vestirte, volver a cambiarte, volver a cantar la misma parte… Se le hizo un poquito pesado por una persona de su edad -entrada en los 50- a pesar de que él tiene bastante fuelle siendo aparcacoches”, confiesa Borikó.
Mejor en el aparcamiento
Además, el artista urbano indica que Juan Ramón también es vergonzoso. “A mí me habla porque me ha visto varias veces y ya he compartido más tiempo con él, pero con el resto de gente se guarda un poco más las palabras”, comparte.
No obstante, la parte grabada en el aparcamiento tuvo grandes momentos. “Los chicos le explicaban las tomas pensadas y, por ejemplo, había que simular que se chocaban dos coches y él hacía como que me echaban la bronca, pero siempre se reía al final. Entonces no podíamos continuar la escena. Lo hacíamos otra vez y se volvía a reír y cuando no se reía él, me reía yo, y de repente se ponía muy serio”, recuerda entre risas.
Éxito
Tal ha sido la repercusión de la canción y el videoclip que Borikó confiesa que, además de que no le entraban sus intentos de llamada para quedar y mostrárselo, Tatatito vio el vídeo, no por él, sino por los niños que se acercaron a su puesto de trabajo a enseñárselo.
“Cuando fui con él al día siguiente me dijo que llevaban todo el día mostrándoles el vídeo y que jamás le habían dado tanta propina como aquel día. Que hubo gente que había ido a aparcar cuando nunca aparcaba ahí”, apunta con felicidad Borikó, quien también ha tenido su repercusión. “A mí también la gente me ha parado por la calle reconociéndome como el chico del vídeo, así que está yendo muy bien”.
Sobre Borikó
Diego Borikó tiene 25 años y se crio en el barrio santacrucero de Añaza. Se fue a vivir a Países Bajos hace cuatro años al finalizar sus estudios de Bachillerato y no sabía qué hacer en la universidad. Para no meterse en cualquier carrera decidió irse a por Europa y le funcionó bien. “Encontré un trabajo bueno, aprendí inglés y algo de flamenco y me quedé allí”.
Sin embargo, fueron pasando los años hasta que de repente sintió la nostalgia de regresar a su tierra. “Algo que les pasa a los canarios que se van y luego vuelven”, comenta. “No nos damos cuenta, pero vivimos en un sitio que es único y maravilloso. Tiene cosas que no puedes encontrar por ahí. Yo estaba viajando en Europa muchos sitios y aquí hay cosas y costumbres únicas y gente única. Cuando sentí eso me sentí un poco deprimido y decidí volver y ponerle un poco más de ganar a la música que siempre ha sido mi pasión y era un hobby. Ahora es mi prioridad profesional", finaliza.