Canarias es hija de volcanes y gracias a eso como consecuencia podemos disfrutar de paisajes diversos en una misma isla. Desde la vegetación más frondosa hasta el desierto, desde el mar hasta los paisajes más parecidos a Marte.
De los volcanes también emergen espectáculares bombas que pueden medir decenas de metros de diámetro. Pueden ser peligrosas cuando se lanzan a gran velocidad expulsadas desde los mismo cráteres y una vez en frío son un espectáculo para senderistas que se atreven a llegar hasta zonas como la Montaña Colorada, lugar donde descansa una de las más grandes del mundo: la Bomba Guire, en Lanzarote.
La bomba
Mide nada menos que cuatro por cinco metros aproximadamente y se originó en las erupciones acontecidas en el siglo XVIII, entre 1730 y 1736.
Estas rocas se forman porque el volcán expulsa masa más viscosa y en el aire se solidifican hasta caer de nuevo al suelo, cuando se convierten en una atracción turística y legado histórico de las erupciones volcánicas de Canarias.
En otros países como Alemania, en Renania-Palatinado. Tiene un diámetro de más de cinco metros y pesa más de 120 toneladas. Fue expulsada durante una erupción de hace más de 10 mil años.