José Luis Gago Vaquero es Doctor en Arquitectura y reside en Las Palmas de Gran Canaria. Ostenta varios cargos como director de la escuela de restauración Vivir Vegueta y miembro de la Comisión de Patrimonio del Ayuntamiento capitalino. Como el resto de sus vecinos, está citado este domingo a las urnas para decidir el futuro de la corporación municipal y tiene claro cuáles son sus reivindicaciones para el futuro gobierno que se ponga al frente de la institución. Una mejor gestión urbanística de los riscos es la que más pone en valor.
Al margen de su oficio y a pesar de tener “deformación profesional” porque admite fijarse mucho en la arquitectura, le preocupa la limpieza en la ciudad. “Creo que una ciudad tiene que estar limpia para caminar tranquilos o transitar por unas aceras que tengan las baldosas bien puestas y que los bordillos estés arreglados”, afirma. “Ya no es que yo lo piense, es un sentir de la calle que la gente habla y comenta”, indica.
Zonas desligadas de la ciudad
Gago no tarda en hablar de su área para resaltar que la arquitectura forma parte fundamental de la vida ciudadana. “Es el escenario en el que vivimos, somos actores que residimos en esa plataforma”, reflexiona. Para él, en la urbe capitalina se hizo un gran esfuerzo durante los años 80 con unos planes generales que ordenaron un territorio “bastante desbarajustado” hasta la década anterior.
El arquitecto hace una llamada a la autocrítica y recuerda que todo no es perfecto todavía. “Tenemos que seguir planteándonos qué hay que revisar porque el territorio de la ciudad es muy grande. Hay zonas modernas, pero hay otras que todavía quedan muy desligadas de lo que es el resto de la ciudad”, asevera.
Los riscos
Cuando habla de zonas desligadas en su pensamiento están, entre otros aspectos, los riscos. San Juan, San Roque, San José, San Francisco, San Lázaro o San Nicolás son algunos ejemplos que pone de abandono. “No hay un espacio en la ciudad que esté tan descontrolado como los riscos”, exclama.
Recuerda que el actual grupo de gobierno en el Ayuntamiento había hecho un plan, pero que en realidad no se concretó nada. “Hay que coger ya el toro por los cuernos, no pueden seguir los riscos sin tener un plan propio asociado a su topografía, al sistema de construcción y arquitectura que tiene”, sentencia.
Una ciudad del siglo XXI
Entre sus quejas está que algunos riscos se han perimetrado y se han ordenado algunas laderas, pero que, en su opinión, sigue siendo una parte indefinida de la ciudad. “Nadie dice que va a ir a pasear por los riscos”, declara.
“Por ejemplo, no hay ni un parque en medio de esos riscos. No hay ni un sitio donde te puedas parar al lado de una palmera o un parque infantil. Habrá que darle las dotaciones mínimas que una ciudad del siglo XXI requiere. Creo que hay que hacer un esfuerzo en ese aspecto”, continúa.
Pasos a seguir
Gago, como experto en arquitectura, asegura que el primer paso es identificar la zona. “Todos podemos entrar en Google Maps y ver las calles de la ciudad. Pero de los riscos no se puede ver nada”, explica. Desarrolla que se deben dotar de calles, ensanchamientos o ver qué zonas están abandonadas. “Lo primero es reconocer calle a calle y casa a casa cómo está aquello”, insiste.
En segundo lugar considera que hay que buscar qué arquitecturas son antiquísimas. “Hay cuevas en estado original, como las que usaban en el siglo XVI”, manifiesta. “Luz y agua tienen, pero no condiciones urbanísticas apropiadas para una ladera como tener una zona peatonal”, apostilla.
Escaleras mecánicas
Sobre las escaleras mecánicas que se han puesto no les resta valor, pero sí pone sobre la mesa que es raro ver a alguien usándolas. Por ello, plantea la posibilidad de que no se hayan puesto en el lugar más apropiado y que por eso hay que hacer un estudio.
El arquitecto se pronuncia también sobre las calles para decir que debería ser una ciudad “más verde, más peatonal y más sectorial”. “Que no sean todo calles con el mismo carácter que en 1950, donde todas son libres y vas por donde quieres”, agrega.
Una ciudad verde
“No se puede seguir teniendo unas calles longitudinales donde aparca todo el mundo, tendrá que haber unos anillos que bordeen determinadas áreas donde solo se pueda entrar a través de sistemas de calles rodonales para acceder a un garaje, bomberos, ambulancia…”, añade. Pone como ejemplo la calle Triana, porque “hace casi 40 años que se peatonalizó la primera calle, pero todavía hay un 40% del barrio que no está peatonalizado”.
Gago pide una ciudad verde, pero que eso no signifique “meter árboles en sitios donde no caben”. “Pero sí hacer una ciudad más relajada, más tranquila, donde no haya ruidos. El verde es un concepto, no es un color”, apostilla.
El arquitecto es miembro del consejo social de la ciudad y también tiene cuestiones positivas que resaltar. Algunas de ellas son los presupuestos participativos, que “no han sido un éxito, pero sí un avance entre el Ayuntamiento y la ciudadanía”. Así como la ambición de plantear de nuevo el patrimonio de la humanidad. “La calidad de la arquitectura ha mejorado”, culmina.