Si se le pregunta a alguien sobre la historia o la cultura de Canarias, puede que la respuesta sorprenda, o más bien la falta de ella, acompañada de un ‘no sé’. Se titubea algún nombre de autor canario, sobre todo Benito Pérez Galdós o Tomás Morales, y, cómo no, la presencia de los aborígenes como antiguos habitantes de las Islas.
Atlántico Hoy ha hablado con personas de distintas generaciones —una adolescente, unas treinteñeras y dos personas de más de 40 años— para conocer cuánto saben sobre el Archipiélago, si lo aprendieron en las aulas o lo descubrieron fuera de ellas, y si les hubiera gustado tener la oportunidad de recibir más contenido canario en los centros educativos.
"Se estudiaba más sobre España"
Ángel Miranda, de 50 años, y Beatriz Santana, de 46, fueron al colegio hace unas décadas. Si hacen memoria de sus años como estudiantes, no recuerdan haber visto mucho en las aulas sobre historia o cultura de Canarias. Ángel recuerda que le hablaron sobre los guanches y llevaron a la clase de excursión a unas cuevas.
Todo lo que saben a día de hoy lo aprendieron un poco más por su cuenta, sobre todo en lo que se refiere a literatura canaria y también sobre historia, pues “se estudiaba más sobre la de España”, señala Beatriz, a quien le hubiera gustado poder aprender más sobre la colonización y conquista de las Islas. Aunque ahora conocen más sobre el Archipiélago, aprender sobre Canarias en las aulas hubiera sido algo vital para ellos, “más que nada porque es de donde soy”, apunta Ángel.
Aprender por cuenta propia
¿Hubo algún cambio en la educación años después de que Ángel y Beatriz se graduaran? Gregorio Rodríguez, de 32 años, atestigua que no, “todo lo que sé lo he aprendido como adulto” a través de “divulgadores en redes sociales".
El patrimonio cultural e histórico “no estaba presente en la educación” que recibió. “De historia de España sé un poco más simplemente por insistencia, por haberla estudiado más veces” y aquel contenido sobre Canarias que recuerda aprender fue “más por charlas o visitas culturales que con la formación recibida en el aula”.
Aportar una "visión canaria"
Nazara Hernández, de 29 años, tuvo un poco más de suerte que su compañero treintañero y eso fue gracias “al compromiso por nuestra cultura y su transmisión” que tenían algunos de sus profesores y profesoras. Sus docentes fueron los que plantaron esa semilla para que, tras años después de ir al colegio y al instituto y haber aprendido sobre autoras canarias, historia de las Islas e incluso visitar ferias de ganadería, la joven continuara interesándose sobre el patrimonio cultural del Archipiélago.
Reconoce que tuvo suerte. A pesar de ello, refuerza la idea de que en las aulas se trata de trabajar el contenido canario para que la juventud conozca las Islas y que el problema viene más marcado por la clase política que trata de unificar el temario con España y Europa. Por ello, para Gregorio no es necesario crear una asignatura única dedicada al Archipiélago, sino “aplicar una visión canaria a todos los ámbitos de conocimiento —ecología de las islas en Biología, sociología canaria en Ciencias Sociales, artistas canarios en Plástica”—, dado que “no es cuestión de cumplir un currículum, sino de entender el lugar en el contexto autonómico, nacional e internacional”.
Ningún cambio entre generaciones
El cambio propuesto por el joven de 32 años puede ser una propuesta a tener en cuenta si se analiza la educación actual, donde, aunque han pasado los años, la situación sigue igual. Lucía Moreno cursa Bachillerato. En Primaria recuerda haber dado un poco de historia sobre Canarias; sin embargo, el salto al instituto frenó el aprendizaje de contenido canario para enfocarse en “la Península”.
Ahora que cursa Bachillerato, en clase les presentaron dos autores canarios, Josefina de la Torre y Tomás Morales, pero aún así, asume que está “muy verde” en todo lo que se refiere a conocimiento de las Islas. “Lo único que sé es que antes vivían aquí los guanches” —no muy diferente a lo que estudió Ángel por allá de los 80— “y es muy triste”. “Lo mínimo es conocer dónde vives”, concluye apenada la adolescente de 17 años.