El pasado 25 de septiembre, Mateo, el niño canario de 21 meses de edad, aterrizaba por fin en Barcelona para poder ser tratado de una enfermedad de la sangre que le tenía atrapado en Bali, donde no tenían las herramientas para conocer en profundidad y tratar dicha enfermedad: una anemia hemolítica autoinmune severa de origen desconocido.
Por ello, la familia inició una llamada de socorro a la sociedad y a todas las instituciones españolas y canarias, que surgió efecto. En su mensaje de agradecimiento, mencionó la gratitud con la Delegación del Gobierno en Canarias.
Con los mejores especialistas
“Todo el mundo puso su granito de arena para que se solventara y que Mateo tuviera la oportunidad de curarse de su enfermedad que estaba comprometida en un país lejano”, cuenta a Atlántico Hoy el delegado de la institución pública, Anselmo Pestana. “En nuestra sanidad tenemos mejores garantías porque tenemos mejores especialistas. Ese era el objetivo y se consiguió”, agregó.
Además del esfuerzo de la Delegación del Gobierno, Pestana explica la importancia de la colaboración también de la Generalitat de Catalunya, líneas aéreas, el embajador español en Indonesia, Francisco Aguilera, “que fue una pieza clave”, así como las ministras de Sanidad, Carolina Darias, y la de Turismo, Reyes Maroto, que, por una gran casualidad, se encontraba en esos momentos en Bali en las reuniones del G-20 de Comercio y Turismo. “Fue una buena coincidencia que ayudó a solucionar el problema de la conectividad, que era lo más difícil”, valora.
La experiencia de la pandemia
Asimismo, Pestana reflexiona que “lo bonito es que hay un final que sale bien y que la lejanía no es un obstáculo para solucionar los problemas”, aludiendo a los “muchísimos canarios” que por la pandemia de la COVID-19 se quedaron fuera de las Islas. “Con los servicios consulares españoles y en coordinación con la Unión Europea logramos rescatar y regresarlos a nuestro país. Todo con espacios aéreos bloqueados”, recuerda.
La movilización del Gobierno de Canarias comenzó tras recibir la información sobre el caso de Mateo por dos fuentes. “El primero que nos remitió la información fue el alcalde de Arucas, Juan Jesús Facundo Suárez, y luego por la Asociación Pequeño Valiente y, a partir de ahí, ponemos al equipo a trabajar”.
Condiciones para la salida de Mateo
La mayor complicación de la problemática era la de era encontrar una salida al pequeño y que pudiera “salir con garantías”. En este sentido, Pestana explica que lo primero que les decían es que “tenía que haber un respaldo médico para que, efectivamente, pudiera salir y en qué condiciones y con qué medios”.
Así, argumenta que Mateo y su familia estaban en un país en el que “había dificultades para tener sangre compatible con la suya, que era lo que le mantenía con vida”. También se encontraron con la necesidad de “garantizar” esos medios que pudieran hacer la transacción de sangre que le permitiera continuar. “Todo se fue solucionando y, obviamente, con las autoridades sanitarias de Indonesia, que también colaboraron para que todo se solucionara”, destaca.
Vuelta a 'casa'
Una vez superadas las gestiones burocráticas y de salud para ejecutar la salida del país, el siguiente paso era afrontar el vuelo de regreso a España, en este caso a Barcelona. La salud del pequeño Mateo ponía en duda la viabilidad de un vuelo tan largo, pero al final, como confirmó Anselmo Pestana a Atlántico Hoy, “fue en un vuelo comercial”, aunque ocupando más espacio. “Creo que fue en la zona de business”, comenta.
Ya en Barcelona desde el pasado día 25 de septiembre, el delegado del Gobierno se congratula de que las gestiones hayan salido bien y comparte que “ya tiene el tratamiento y ahora toca esperar a que haga efecto y salga todo bien. Para eso se buscó una solución. Para dejarlo con los mejores especialistas de nuestro país”, cierra Anselmo Pestana.