Rayco Xerach Antúnez Cazorla (Las Palmas de Gran Canaria, 1978) o ‘Ray’ Cazorla (nombre que adquirió cuando dejó Canarias y supuestamente se trasladó a Estados Unidos) empezó con sus presuntas estafas en su ciudad natal. Elegía a las víctimas en su entorno más cercano, fundamentalmente pequeños empresarios con los que coincidía a diario. Es con ellos con los que perfeccionó la técnica del engaño que después aplicaría en la península y Estados Unidos. Les hablaba de su pasado como guardia civil y presumía de sus falsas heridas recibidas en acto de servicio. “He leído que en la península contaba que enseñaba una herida de bala y que contaba que fueron disparos de ETA, aquí nos contó que había sido en un tiroteo con gitanos”, relata incrédulo un empresario canario que le está reclamando judicialmente 10.000 euros.
Ahora ha vuelto a la actualidad nacional. Según publicó este domingo El Confidencial, a Cazorla, que llegó a presentarse como asesor de Joe Biden, un empresario lo ha denunciado ante la Policía Nacional por haberle engañado presuntamente para que participara como inversor en la distribución de aceite, vino y otros supuestos productos oficiales del programa de televisión Masterchef.
32.000 euros
“El afectado accedió a entregarle 32.000 euros pero, ante la falta de explicaciones sobre el destino del dinero, le reclamó la devolución. Cazorla optó entonces por esfumarse asegurando que sufría una enfermedad terminal. Juzgados de Madrid, Valencia, Málaga y Ciudad Real, tramitan otras querellas contra él por hechos similares. En total, se enfrenta a reclamaciones que superan los 2 millones de euros”, detalla el artículo. También en Gran Canaria utilizó la mentira de la ‘enfermedad terminal’. “Un día me llamó y me dijo que tenía un tumor cerebral, por aquella época había montado un negocio con él pero solo aportaba dinero yo. Me acerqué al hospital y estaba ingresado, desconozco la causa real del ingreso pero desde luego que no era por un cáncer”, cuenta el empresario.
Poco a poco su ambición fue creciendo. Empezó a presentarse como el sobrino del conocido empresario turístico y constructor de Gran Canaria, Santiago Santana Cazorla, uno de sus apellidos coincidía por lo que no levantaba sospechas. Es en ese período cuando inicia un proyecto de franquicia copiando el modelo de negocio de una cafetería que tenía mucho éxito y consigue dar el salto a Madrid. “La franquicia era un engaño, con el dinero que le iban dando los nuevos franquiciados trataba de tapar agujeros y pagar a proveedores pero la bola se hizo demasiado grande así que se mudó a Estados Unidos dejando muchas deudas”, explica el empresario.
Nobel de la Paz
Allí coincidió con otro canario, Juan Verde, pero este sí era un verdadero asesor político de los demócratas americanos y también lo ha demandado por la vía civil. Verde ocupó el puesto de subsecretario adjunto para Europa y Eurasia del Departamento de Comercio de Estados Unidos durante la Administración de Barack Obama. Según publica El Confidencial, Cazorla usurpó su identidad para completar su propio currículum ficticio.
No contento con sus andanzas, ‘Ray’ se autoproclamó candidato al premio Nobel de la Paz 2020 y aprovechó el tirón mediático que había adquirido con su faceta de falso asesor político para pregonarlo en cada entrevista que daba y a través de sus redes sociales (todas han sido borradas presuntamente por él mismo). En las mencionadas entrevistas también aseguraba ser uno de los cinco hispanos más influyentes en los Estados Unidos.
Penúltimo engaño
El penúltimo capítulo de sus presuntos engaños toca al programa de cocina más popular de España. A un vecino (uno de los empresarios citados anteriormente) le contó que había conseguido "una concesión de la reconocida marca gastronómica Masterchef" para comercializar distintos productos alimenticios a nivel internacional y que, por la amistad que les unía, quería darle la oportunidad de entrar en ese proyecto.
"La idea era distribuir productos de calidad, como cafés, vinos, aceites, chocolates… aprovechando la fama de Masterchef (…) ¿Quién iba a sospechar de alguien que, entre otras cosas, es asesor de Obama?", suscribe El Confidencial. El presunto estafador le mandó un contrato y el vecino le dio 20.000 euros que, supuestamente, le otorgaban el 20% de todos los beneficios generados por esa comercialización.