Después de conquistar Barcelona con El beso y abrirse una carrera artística y diferenciada gracias a su particular metodología, el tinerfeño Alberto León lo ha vuelto a hacer gracias a sus dos últimos trabajos en las calles de la ciudad condal.
Primero con Viaje de papel y después con El penalti, el mensaje de concienciación social ha calado entre los residentes y turistas, pues toca temas muy sensible y de actualidad como son el conflicto bélico entre Israel y Palestina y la migración, concretamente de menores.
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“Han sido exitosos porque son dos temas de actualidad, por desgracia”, reflexiona León en una entrevista concedida a Atlántico Hoy. “Lo de Israel y Palestina llevan muchísimos años y, ahora, el tema de la inmigración la verdad que está más latente”, añade, antes de aclarar que fueron dos temas que quería tocar y casualmente fue uno a continuación del otro.
Primero puso Viaje de papel en el puerto de Barcelona, donde se está disputando la Copa América de Vela. “Imagínate, están pasando por ahí barcos de gamas altísimas, gente de todas las clases… Era un buen momento para lanzar ese mensaje”, explica el artista.
Viaje de papel
Sobre la composición de la obra, León indica que ya tenía el modelo de un niño de una obra que hizo en 2019. “Simplemente, fue orientarlo de frente, añadirle el chaleco salvavidas, las gaviotas y el barco de papel. En la versión de 2019 lo hice un poco de perfil con una patera pequeñita”, desarrolla, sobre el origen de una problemática que, aunque la ha expuesto en su lugar de residencia, sabe que es un problema principal en su tierra. “Al final no es un mensaje solo para Barcelona, es un mensaje a nivel global. Evidentemente voy mirando de reojo a Canarias y a todo lo que sucede allí”, asegura.
No obstante, destaca que en Barcelona ha tenido “un montón de repercusión porque en Cataluña el tema de la inmigración también lo viven y lo sienten desde primera mano”.
Con todo, y en el sentir de la obra, Alberto León deja entrever la parte intangible del trabajo, la mental. “Hay muchos cuerpos que se están quedando a la deriva y eso para mí es lo más trágico de todo esto. El fallecimiento de niños, de las personas… es lo más duro”.
El penalti
A pesar del potente mensaje de Viaje de papel, según relata el tinerfeño, ha sido su último trabajo, El penalti, el que ha terminado por multiplicar su éxito. En el mismo, un niño de Israel ayuda a levantar a otro de Palestina junto a un balón de futbol y rodeados de palomas blancas que forman un corazón.
“También está inspirada en una obra mía de 2019 que se titulaba igual y era un niño palestino lanzando un penalti a un niño israelí en pleno conflicto de guerra, en plena frontera de Gaza”, contextualiza. “Esto me lo quise llevar a la calle, donde el mensaje tiene que ser mucho más directo, muchísimo más simplificado", abunda.
Así, cuenta Alberto que se basó en los códigos de valores humanos “donde hay respeto al prójimo, tolerancia, bondad, paz, solidaridad, amor, justicia, libertad...”. De esta manera, específica que es un mural que “refleja y transmite valores humanos por encima de todo”.
Además, se agarra de la baza del deporte. “Están como si estuvieran jugando un partidillo entre amigos y uno le hace al otro un penalti y le ayuda a levantarlo con toda la deportividad del mundo. De ahí, el título”, explica León. “Luego, las palomas de la paz por lo que representan y lo que simboliza. Al final es un mural muy simple, pero muy gráfico, es muy directo”, agrega sobre la obra ubicada en el Borne.
Éxito entre los ciudadanos y visitantes
Ambas obras, sobre todo la último -El penalti-, ha tenido una recepción espectacular. “A la gente el tema de la guerra le afecta, le toca bastante. Además, pasa mucho turista. El tema de la inmigración, al fin y al cabo, lo sufren más unos lugares que otros, pero el de la guerra es como universal y es un tema que la gente está súper sensible”, argumenta.
Un reflejo que el propio Alberto ha visto con sus ojos sin que los ciudadanos se dieran cuenta. “Lo noto a la hora de acercarse al mural a verlo, contemplarlo y fotografiarlo”.
“Con el de Viaje de papel también, pero es diferente, es otro mensaje. Es un niño que quiere perseguir un sueño con sus padres, que es consciente de las dificultades que tiene el trayecto, de que puede haber complicaciones en el trayecto y que puede sufrir pérdidas humanas, de que puede fallecer. Es un niño más maduro de lo normal”, amplía para concluir.