Vuelve el verano y con él las aguas fecales se convierten en uno de los asuntos que más preocupan en Canarias. Los vertidos ilegales obligan a cerrar playas por toda la geografía del Archipiélago durante varios días para evitar que los bañistas se contaminen con virus o bacterias que puedan poner en riesgo su salud. Se trata de una realidad que nadie puede discutir. Sin ir más lejos, entrar al visor del Grafcan —una herramienta del Gobierno regional donde se puede ver información más detallada—, asusta.
El litoral de las islas está repleto de puntos calientes con emisores submarinos —de los que en toda la comunidad autónoma hay 250— que ponen en jaque la calidad del agua. En Gran Canaria, una de las playas donde se suele advertir del tema con más frecuencia es Las Canteras —el año pasado ocurrió en la zona de La Puntilla—, aunque ha habido algún episodio en Las Alcaravaneras. Eso sí, no es un problema exclusivo de la ciudad capitalina —Santa Cruz de Tenerife es otra de las grandes urbes que lo han experimentado—, es un mal que padece el resto del territorio.
Otros puntos
Quien circule por la GC-1 de camino al sur podrá toparse con otros ubicados en la base aérea de Gando, La Garita (Telde), Castillo del Romeral o una parte de Maspalomas —estos dos últimos en el municipio de San Bartolomé de Tirajana—. El norte tampoco se libra, se encuentran en localizaciones como el Faro de Sardina (Gáldar), el Puerto de las Nieves (Agaete) y La Aldea de San Nicolás. Parece casi imposible, en la isla capitalina, encontrar un municipio sin costa que se libre.
Tenerife vive lo mismo con diferentes playas que han tenido que echar el cierre en ocasiones. El ejemplo más llamativo ha ocurrido en Las Teresitas, porque a principios de julio el público no pudo entrar debido a que había importantes niveles de contaminación. Tras varios análisis donde se demostraron que no era peligroso, abrió de nuevo sus puertas para que vecinos y turistas disfruten de la época estival. El Médano, en Granadilla de Abona; o Adeje, también tiene experiencias similares en su currículum. Sin olvidar, como publicó hace unos días Atlántico Hoy, lo ocurrido en Playa Jardín (Puerto de La Cruz).
Islas no capitalinas
El visor facilitado por el Gobierno autonómico revela que en la lista están incluidos la Caleta de Interián (Los Silos), Bajamar (San Cristóbal de La Laguna), Buenavista o El Porís en el término municipal de Arico. Sobre las islas no capitalinas resulta llamativo el caso de Playa Blanca (Yaiza) en Lanzarote, que es otro de los lugares que más bacterias fecales suele tener.
Fuerteventura, por su parte, cuenta con varias como las de la desaladora del Puertito de la Cruz (Pájara) o el emisario submarino de Gran Tarajal. La Gomera tiene alguno como la conducción de desagüe de San Sebastián, así como las piscinas del Parque Marítimo de Vallehermoso. Al hablar de La Palma está el caso del emisario submarino de Tazacorte y, por ejemplo, otro en el Barranco del Agua (Puntallana). En El Hierro se puede hablar de piscinas La Caleta (Valverde).
Ante esta situación, no es para menos la pregunta que se hace con cierta ironía el biólogo marino y divulgador Pablo Martín en un vídeo subido a la red social Instagram: “¿Sabías que en Canarias somos referentes en contaminación marina?”. “Esos tubos maravillosos que llevan nuestras aguas fecales directamente al mar son todo un ejemplo de desarrollo moderno en pleno siglo XXI”, añade.
Bacterias y virus
Explica que en verano aumentan los casos de playas cerradas a causa de las bacterias debido a que “la temperatura aumenta, las aguas están más calmadas y aflora todo lo que se esconde el resto del año”. “Desde Europa ya nos han dado varios tirones de orejas por este tema. En 2019 pusieron unas sanciones millonarias a España por este tema y Canarias es una de las responsables”, exclama.
“El problema ha existido toda la vida, pero parece que a nuestros políticos les encanta vivir al límite y que las aguas residuales sigan fluyendo como si nada. Es un tema de salud pública, son un caldo de cultivo para bacterias y virus poniendo en riesgo tanto a los bañistas como a la fauna marina. ¿Te suena eso de tener una gastroenteritis después de pasar un día de playa?”, reflexiona.