Habrá quién se sorprenda al saber que el debate sobre el turismo viene de lejos. César Manrique, un visionario artista y defensor del medio ambiente, emitió una advertencia hace cuatro décadas sobre los peligros del turismo masivo en Canarias.
En ese entonces, pocos podían prever la magnitud de lo que estaba por venir: viviendas vacacionales, alquileres por las nubes y masificación en cada rincón del Archipiélago. El artista ha convertido el problema central de las Islas en Crónica de una muerte anunciada y la sensación que dejan sus palabras es que nadie hizo nada para evitar el desastre.
Así era Canarias en los años 80
En los años 80, Canarias comenzaba a experimentar un auge en el turismo. Las Islas, con su clima templado y paisajes exóticos, se convirtieron en un destino atractivo para turistas de toda Europa. Sin embargo, este crecimiento trajo consigo desafíos significativos.
Manrique notó las primeras señales de turismo masivo: la construcción desenfrenada, la explotación de los recursos naturales y la falta de planificación sostenible. Preocupado por el futuro de su tierra, decidió alzar la voz y advertir sobre las consecuencias de un crecimiento descontrolado en una tertulia de Televisión Española. "¿Hasta donde llega la cota? Eso es importantísimo y aquí no se ha estudiado para nada, sino venga más turismo y más turismo y llegará un momento en el que será una invasión que al final va a ser una catástrofe", señaló César Manrique en su intervención en 1985, "estamos invadiendo todo", concluyó.
César Manrique y el medioambiente
Las palabras de Manrique resuenan hoy más que nunca. Su advertencia sobre el turismo masivo en Canarias fue una llamada de atención que, aunque ignorada por muchos en su momento, ha demostrado ser profética. La necesidad de encontrar un equilibrio entre el desarrollo económico y la conservación del medio ambiente es más urgente que nunca.
El artista canario fue un visionario que supo ver más allá del momento y prever las consecuencias del turismo descontrolado. Hoy, su legado y sus advertencias deben guiar a las administraciones en la búsqueda de un modelo turístico más sostenible que preserve la belleza y la esencia de Canarias para las generaciones futuras.