Los viejos aficionados al fútbol odian los números y las estadísticas. “Esas tonterías, p'al baloncesto”, dicen. Sin embargo, conviene atender a algunas cifras para entender al Tenerife 18-19. Un ejemplo: ante el Albacete remató en 25 ocasiones (seis a portería) y lanzó nueve saques de esquina... y no dio sensación de peligro ni convirtió a Tomeu Nadal en el héroe del partido. Sólo un disparo de Malbasic y un 'no disparo' de Naranjo, que no se dignó empujar un balón que olía a gol, merecieron el 'uy' del Heliodoro, que no vibró en el tiro al poste de Jorge al entender que era difícil que entrara.
Mientras, el Albacete, con diez remates (sólo tres bien dirigidos) y un saque de esquina exigió mucho más a un notable Dani y pudo ganar el partido en disparo final que se fue al poste con la grada rezando. Porque guste o no acudir a los números, la realidad del Tenerife 18-19 es que es, de largo, el equipo más rematador del campeonato... y el tercer equipo que menos goles ha marcado. En este capítulo sólo supera a Reus y Nástic, que son los dos equipos que menos rematan de toda la Segunda División. De acuerdo, las cifras serán p'al baloncesto, pero a veces también ayudan a entender el fútbol.
Los números invitan a pensar que la falta de gol del Tenerife 18-19 no se reduce a un partido o a trece, que el campeonato ya se acerca a su primer tercio, sino que es un problema estructural. Y que la plantilla del Tenerife no tiene gol. De hecho, un análisis de su trayectoria en el fútbol profesional demuestra que su relación con el gol nunca ha sido fluida. Y por mucho que mejore el juego colectivo y se logren automatismos para llegar en situaciones de ventaja... ¡no hay gol! De hecho, una previsión optimista no le concede a la actual plantilla la opción de alcanzar los 40 goles este curso.
Y con esas cifras, un equipo que tampoco es un prodigio de solidez defensiva se va a Segunda División B. Vayamos por puestos: los porteros no marcan goles y entre los cuatro laterales [Cámara, Luis Pérez, Camille y Héctor] deberían hacer uno o dos. En una previsión optimista le podríamos dar seis a los centrales [Alberto, Jorge, Aveldaño y Carlos Ruiz] y siete u ocho a los mediocentros [Milla, Acosta, Undabarrena y Aitor Sanz]. Y la historia dice que la gente de banda [Suso, Joao, Montañés y Tyronne] no hará más de cuatro y los delanteros [Chilunda, Nano, Naranjo y Malbasic] unos veinte.
¿Total de goles previstos? 39. ¿Soluciones? También van ligadas a las matemáticas: fichar 15 goles en el mercado de invierno. Y 15 goles en media temporada cuestan dinero, mucho dinero: alrededor de 400.000 euros. Y eso obliga a tomar decisiones drásticas que deberían pasar por prescindir de algunos jugadores –preferiblemente delanteros– de alto coste económico, por mucho que tengan galones de 'estrella'. Y eso exige valentía, audacia... y acierto. Y tener la certeza de que este enfermo sólo se cura con cirugía. Con aspirinas podrá mejorar, pero difícilmente podrá curarse.
P.D. El Tenerife-Albacete dejó dos detalles no ligados a las matemáticas sino a las sensaciones: Acosta acabó el partido sin ser 'convenientemente' amonestado para perderse el partido ante Osasuna que no va a jugar por ir concentrado con Honduras, mientras que Nano se fue del campo andando y con cara de “ahora me enfado y no respiro” al ser sustituido en una situación que exigía prisa. No son gestos relacionados con la falta de gol, pero también son preocupantes. O muy preocupantes.