La peculiaridad de ser isleño

Los territorios y las fronteras naturales, como las condiciones climáticas de cada lugar, aunque no tengamos una percepción clara de ello, marcan también la forma de ser.

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Los seres humanos que hemos nacido y vivido en una isla pequeña, como cualquiera de las ocho habitadas de Canarias (incluyendo el islote de La Graciosa) somos peculiares y distintos por simples cuestiones geográficas que, sin duda, marcan nuestra manera de ser y de pensar, con una idiosincrasia muy propia, con características diferentes a las de otros pueblos y comunidades.

Los territorios y las fronteras naturales, como las condiciones climáticas de cada lugar, aunque no tengamos una percepción clara de ello, marcan también la forma de ser de los pueblos, y más aún si se trata de zonas delimitadas de manera tan concluyente como las islas, presas en medio del océano, aunque existan otras ínsulas cercanas.

Estos condicionantes los palpamos aquí mismo, en este Archipiélago atlántico, geográficamente africano y socialmente europeo, distinto y distante, plenamente integrado en la cultura occidental por cuestiones históricas, como todos sabemos y muy alejado de otras civilizaciones como la musulmana, presente a escasos kilómetros de nosotros, en el continente africano.

En realidad los canarios tenemos una mentalidad insularista, como algo primordial y tenemos una concepción archipielágica menos acentuada de lo que seria deseable en la construcción y desarrollo de una nacionalidad ideológica.

El hecho de nacer y vivir en una isla condiciona mucho a sus habitantes y se puede comprobar, si indagamos un poco, que a la mayoría de los tinerfeños poco o nada nos importa lo que acontece en Gran Canaria, y lo mismo ocurre con los canariones respecto a lo que sucede en Tenerife. Pero exactamente igual ocurre con los palmeros, los gomeros, los herreños, los majoreros o los conejeros en lo relativo a los demás territorios insulares, porque sobre todo y ante todo nos interesa y nos preocupa o nos satisface lo que pasa en la Isla donde hemos nacido, dejando en un segundo plano el acontecer de las restantes que conforman el archipiélago.

Eso es fácilmente demostrable, por ejemplo, en la presencia de los periódicos impresos que se editan en las Islas, medios informativos pueblerinos y provincianos, porque sencillamente "Diario de Avisos" y "El Día" apenas venden unas decenas de ejemplares en las Islas orientales, de manera testimonial, como le ocurre a los periódicos de Las Palmas, "La Provincia" y "Canarias 7", que apenas circulan en las cuatro Islas occidentales.

Esta es la realidad y por mucho que se empeñen algunos nacionalistas en demostrar lo contrario, por encima de todo somos isleños, insulares, antes que archipielágicos. Eso es así, porque la naturaleza nos ha hecho de esta forma y existen más diferencias que similitudes entre los herreños y los lanzaroteños o entre los gomeros y los majoreros de lo que pudiéramos pensar a simple vista. O eso es lo que uno, humildemente, cree.