España se encuentra en un callejón sin salida, por mucho que se haya nuevas elecciones el 10 de noviembre próximo. Como uno de los principales partidos no obtenga mayoría suficiente o se llegue a un acuerdo entre dos fuerzas, estaremos condenaos a soportar gobiernos provisionales, de poca duración, a no ser que el rey Felipe VI proponga, como ultimo remedio, un Gabinete presidido por un técnico independiente, como ya ha pasado en Italia en alguna ocasión.
Los cuatro principales líderes políticos de este país han demostrado, desde los comicios de finales de abril, que no tiene el más mínimo concepto de lo que es el Estado, porque en sus razonamientos solo caben la soberbia, el orgullo y el ego propio, y se han mostrado incapaces de llegar a un acuerdo, aunque tuvieran sus motivos y sus razones.
Dejando al margen a Vox, que es una opción residual y de extrema derecha, Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Cs), Pablo Iglesias (UP) y Pablo Sánchez (PSOE) han sido muy poco flexibles en sus propuestas y todos ellos (menos Unidas Podemos) querían nuevas elecciones.
Los socialistas piensan que el 10 de noviembre estarán mucho más cerca de la mayoría necesaria para gobernar, y azules y naranjas piensan que obtendrán mejores resultados y que podrán gobernar en coalición. Los morados están asustados ante un posible descalabro.
Los cuatro líderes políticos quieren ganar, lógicamente, pero los debe preocupar el más que probable aumento de la abstención, porque el pueblo se está cansando de tantas elecciones y cada vez son más los ciudadanos que pasan de la política.
Por suerte o por desgracia, este es un país singular y único. Y es posible que nos enfrentemos, a partir de ahora, a una sucesión de gobiernos interinos y provisionales, que no son muy recomendables, precisamente. Pero cada pueblo tiene lo que se merece...
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