Luis Padilla nos revive, en el periódico digital Atlántico Hoy, el descenso del CD Tenerife a la Segunda División B en la temporada 77/78.
El Tenerife volvió a rozar el ascenso en el verano de 1977, pero lo hizo en un curso convulso en el que el presidente fue obligado a dimitir y el entrenador resultó expedientado y apartado de sus funciones. Las consecuencias del caos se pagarían un año más tarde con una mala planificación y el descenso a Segunda División B. Y es que, sin un duro en la caja y sin otra fuente de ingresos que no fuera la venta de jugadores, el nuevo presidente, Pepe López en su segunda etapa, optó por traspasar a Jorge y Maciel.
Y como había ocurrido diez años antes con Martín Marrero, José Juan o Justo Gilberto, al aficionado blanquiazul no sólo le dolió que la entidad se desprendiera de sus mejores jugadores... sino que éstos sirvieran para reforzar a la UD Las Palmas, que en su día había celebrado la llegada de los 'obsequios' tinerfeños con un subcampeonato liguero y que en ese año 1978 lo haría con un subcampeonato de la Copa del Rey. Mientras tanto, ya se ha dicho, el Tenerife quedó debilitado. Y en algunas zonas, muy debilitado.
A la invitación a la retirada de Justo Gilberto pese a su notable curso y los traspasos de Maciel y Jorge se unieron algunos golpes de mala suerte: la incorporación al servicio militar del defensa Marín y las lesiones de Hugo Fernández e Illán. O lo que es lo mismo: el Tenerife 77-78 perdió a dos de sus pilares defensivos... y ¡más de cuarenta goles! A cambio, sólo fichó a Melián, un correcto centrocampista que no tenía hueco en Las Palmas, así como a Joaquín Muñoz, joven (21 años) delantero del Murcia.
Con lo justo para sobrevivir, la apuesta técnica también fue arriesgada: Manuel Sanchís, un futbolista sobresaliente que había hecho historia en el Real Madrid, pero sin recorrido como entrenador. Además, la aportación de la cantera no bastó. Sólo 'el flaco' Meneses se asentó como titular, mientras Manolo 'el paleta' llegó con el curso iniciado. Sumaron, pero no alcanzó para el milagro. Y ya casi sin tiempo, cuando era preciso traer un 'crack', se apostó por Felo y Noda, procedentes de Las Palmas Atlético.
A pesar de los despropósitos veraniegos, el inicio del curso no fue malo. Un triunfo ante el Granada (2-0) con dos tantos del ariete Toño en el partido en el que se estrenaron las vallas en el Heliodoro animó a un equipo que, tras ganar en Jaén (0-1) con gol de Lolín, se quedaba a un punto del ascenso tras la disputa de once jornadas. A partir de ahí entró en 'picado' pese a la apuesta por un 'once-tipo' notable: Bertinat; Juan Migel, Julio Durán, Meneses, Aparicio; Pepito, Medina, Salvador, Melián; Lolín y Toño.
Por el camino, el Heliodoro dejó de ser un fortín y en la Isla ganaron Getafe (0-1), Murcia (1-2) o Celta (1-2), aunque ninguna derrota dolió más que un 0-4 ante el Deportivo que dio origen a la leyenda del 'gafe del Carnaval'. Además, la Copa del Rey distrajo más de la cuenta, al superar cuatro eliminatorias... aunque el Valencia de Mario Kempes acabó por eliminar a los blanquiazules. Pese a todo, a diez jornadas del final, el Tenerife era decimocuarto, con un puntos de margen sobre la zona de descenso.
Formación del Tenerife en la temporada 77-78
¿El objetivo? Recabar informes de jugadores argentinos que pudieran interesar a un Tenerife que el curso siguiente, al militar en Segunda División B, ¡no podía alinear jugadores extranjeros! Y por ahí quizás se escapó la opción de contratar a un pibe de 17 años entonces no muy conocido y que se llamaba Diego Maradona.