El concejal de Servicios Públicos y Planificación Estratégica de Santa Cruz de Tenerife, Carlos Tarife, parece que finalmente se saldrá con la suya después de anunciar, a través de algunos medios de comunicación, la suspensión del habitual rastro dominical con efecto inmediato del entorno de Presidencia del Gobierno.
En este contexto, cabe recordar que el edil popular ya expresó su confrontación contra la ubicación del rastro en época electoral, expresando que habría que moverlo a la zona donde se recolocó durante la pandemia de la COVID, en la trasera de la calle paralela frente al edificio de Hacienda.
Inseguridad e incumplimientos
Así, Tarife firmó este miércoles la resolución en la que se carga el rastro alegando “problemas de seguridad” e “incumplimientos continuados”, además de imponer a los organizadores el requisito del traslado a la nueva zona para retomar la actividad.
Una medida que ha tomado por sorpresa a los comerciantes del Rastro de Santa Cruz de Tenerife y, en concreto, a su presidenta, Carmen Tejera, que ha reconocido en declaraciones a Atlántico Hoy que se enteró de la supresión inmediata del rastro dominical en la tarde del miércoles a través de los medios de comunicación y nunca a través del propio concejal.
Sorpresa
“Hemos tenido la sorpresa de que leo en prensa de que se nos ha suspendido el rastro de Santa Cruz porque, según dicen, hay unos informes negativos”, reconoce Tejera. “Unos informes en los que la policía ha hecho su trabajo. Dicen dónde hay una incidencia simplemente para que la empresa, contratada por el Ayuntamiento de Santa Cruz para organizar el rastro, las corrija, tome medidas y lo arregle”, añade.
“Lo que pasa que hay gente que se cuela y pone las cosas en el suelo y eso no está permitido, pero para eso está ahí la empresa. Con avisar a la policía para que vayan, se levantan y se quitan”, señala.
Asimismo, Tejera muestra su malestar con Tarife por las quejas de que las licencias no estaban colocadas en sus puestos. “Este mismo domingo ya estaba todo el mundo con sus licencias”, espeta.
Enfado
Con todo, y bajo la “amenaza desde el principio de que van a parar el rastro”, su presidenta reitera el asombro de enterarse por la prensa y avisa. “La gente del rastro está muy rebotada”.
En este contexto, la representante de los 400 comerciantes ya ha pedido una reunión con Carlos Tarife y con el alcalde, José Manuel Bermúdez, para buscar una solución “porque es una campaña de Navidad la que tenemos por delante”.
Negociación
Además, según traslada Carmen Tejera, los comerciantes vienen arrastrando un montón de meses de malas ventas, por lo que el objetivo es la Navidad y el colofón del Día de Reyes Magos. “No hay nada más. Pido que, por favor, se nos conceda quedarnos hasta Reyes y que se negocie, porque ellos quieren volverlo a poner donde estuvo cuando la pandemia, pero no le vemos el sentido”.
Por ello, recuerda que hay una sentencia del Tribunal Supremo donde en dos ocasiones se le dio la razón al Rastro de Santa Cruz.
Denuncia vecinal
La problemática del rastro se inició con la denuncia de algunos vecinos del entorno de la localización del evento comercial dominica. Sin embargo, Tejera recuerda que el rastro estaba en la zona del mercado antes de que llegaran los edificios. “La denuncia que teníamos era de la gente de los edificios, pero el Supremo le dice al ayuntamiento que lo reorganice y que busque la solución para no molestar a los vecinos. El caso es que se han desalojado un montón de calles y de casi 800 puestos estamos ahora mismo en unos 400”, expone.
En este sentido, la presidenta del rastro se queja de que “se han perdido un montón de puestos”, por lo que el colectivo entiende “que hay interés en desalojar el rastro de la zona por lo que sea, pero el rastro ahora mismo no molesta”.
Problemas rutinarios
“¿Que hay cosas falsificadas? La policía es la que la tiene que ir a retirar; ¿que hay un señor que pone el puesto en el suelo? Para eso está la empresa que el ayuntamiento ha contratado; ¿que entran los coches antes de la hora y salen antes de la hora? Para eso está la policía y denunciarlo, que, de hecho, lo ha hecho. La policía ha intervenido continuamente cada domingo con la gente de rastro cuando se le ha requerido”, argumenta Carmen.
De esta manera, considera que el rastro “no tiene más problemas que eso” y carga contra los informes técnicos que tratan de eliminarlo. “Dicen que no son favorables, cuando el rastro jamás ha tenido una reyerta, jamás ha pasado ninguna cosa que fuera para cerrarlo”, afirma.
Indignación
“Que ahora se diga que es porque hay un peligro y porque puede pasar algo, yo digo que no. Es que no pasa nada. En el rastro nunca ha pasado nada. No pasó con 800 personas, que no estaban numeradas con su puesto, que iban y se ponían de noche para coger un sitio, mucho menos va a pasar ahora que están numerados, que cada uno sabe dónde se tiene que poner, y que hemos pasado a 400 y que hay más vigilancia que nunca”, expone la comerciante.
Por último, Tejera insiste en que no entienden la repentina medida y que el enfado en el sector es importante. “Yo puedo decir que detrás de mí hay 400 y pico familias que no están contentas ahora mismo y no para el teléfono de sonar. Están bastante indignados”, concluye.