Un grupo de gallos sin dueño impone su ley en el barrio santacrucero de García Escámez

Las aves llegaron con el año nuevo huyendo de un corral desconocido y cantan todas las mañanas puntualmente a las 6:00

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El grupo de gallos que se ha establecido en el barrio santacrucero de García Escámez./ Álvaro Oliver (AH)
El grupo de gallos que se ha establecido en el barrio santacrucero de García Escámez./ Álvaro Oliver (AH)

A las 10:00 de la mañana del 1 de enero, los vecinos de las 96 viviendas de García Escámez escucharon por sus ventanas el canto de un gallo. Al asomarse, vieron que no era uno sólo, sino siete y una gallina. El averío -término que se usa para referirse a un grupo de aves de corral- estaba en plena calle, andando entre los coches, y nadie sabía cómo había llegado ahí.

Ese mismo día, los siete gallos se pelearon en el centro de la calle por la gallina. Desde entonces, los vecinos la llaman "la quiquiriquera". "Tú ya sabes lo que dicen de las gallinas...", dice riéndose Lily, una mujer que vivie en la zona.

Una semana después, los gallos continúan en este barrio capitalino, situado junto a la parroquia de Santa Bárbara, desquiciando a los vecinos con sus cacareos siempre puntuales a las 6:00 de la mañana y las 19:00 de la tarde. Santiago, un vecino de la barriada, cuenta a Atlántico Hoy que de los siete gallos originales sólo quedan cuatro y la gallina. Del resto no se sabe nada.

Se separan por zonas

La primera noche, prosigue Santiago, uno de los gallos se estableció bajo su ventana y no le dejó dormir. Más tarde, se fueron separando en distintas zonas para pasar las noches. Uno se sube a un árbol cercano a la barriada. Otro se ha metido con la gallina en un patio de una casa deshabitada. Los otros dos duermen cerca de la parroquia.

El resto del día, los animales dan vueltas en grupo por las calles del barrio. Al parecer, alguien les está dejando comida, por lo que las aves no se marchan del lugar. Algunos vecinos están preocupados por la presencia de los gallos en el vecindario porque los perros, al verlos, se lanzan a por ellos y temen que alguno pueda soltarse y ser atropellado.

Los gallos de García Escámez, caminando entre vehículos aparcados./ Álvaro Oliver (AH)
Los gallos de García Escámez, caminando entre vehículos aparcados./ Álvaro Oliver (AH)

Retirada de las aves

El miércoles, cuentan los vecinos, unos agentes de Protección Civil acudieron a la zona para ver a los animales y prometieron volver para retirarlos, pero no lo hicieron. Una vecina cuenta a Atlántico Hoy que varias personas han llamado a la policía para tratar de poner una solución, pero sigue sin venir nadie a retirar el averío.

El asunto de su retirada, aunque parece menor, es más complejo de lo que aparenta. Consultada por Atlántico Hoy, la Policía Local de Santa Cruz explica que no tiene competencias para hacerlo. No por la retirada en sí, sino por el lugar al que se trasladan. Los agentes sí recogen perros y gatos de las calles porque tienen un convenio con el refugio de Valle Colino, pero no tienen un lugar de referencia al que llevar animales de corral.

El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife confirma a este medio que tiene constancia de que los gallos están en este barrio y ha contactado a una empresa de retirada de animales de la vía pública para que los recoja. Debido a los festivos de esta semana, la empresa no ha podido actuar aún y el consistorio espera que lo haga la próxima.

Los gallos de García Escámez./ Álvaro Oliver (AH)
Los gallos de García Escámez./ Álvaro Oliver (AH)

¿Gallos de pelea?

No se sabe cómo llegaron los gallos al barrio, pero los vecinos elucubran distintos orígenes. Algunos creen que los gallos se escaparon de un descampado cercano al pabellón Pancho Camurria. Aseguran que ahí, hace tiempo, había gallos sueltos. Otros piensan que provienen de otra finca cercana a una charca que hay junto al campo de fútbol de García Escámez.

Al parecer, hace tiempo un vecino de esas calles tuvo un corral con gallos, pero la Guardia Civil se incautó de ellos. Algunos vecinos de García Escámez piensan que podría haber vuelto a criar gallos y se habrían escapado la noche de fin de año. En cualquier caso, diferentes fuentes no sólo vecinales indican a Atlántico Hoy que hay rumores desde hace tiempo sobre alguien que pudiera estar criando gallos de pelea en la zona.

No obstante, la Federación Gallística Canaria señala a Atlántico Hoy que no cree que estos gallos en concreto sean de pelea. "Hay algunos detalles en su fenotipo que indican que pudo haber un cruzamiento lejano con gallos combatientes, pero la mejor prueba de que no lo son, aparte de su apariencia, es que a esa edad (aparentan unos 8-10 meses) ya se hubiesen peleado y posiblemente matado entre ellos", apunta.

Uno de los gallos de García Escámez./ Álvaro Oliver (AH)
Uno de los gallos de García Escámez./ Álvaro Oliver (AH)

Ley de Bienestar Animal

De cómo escaparon también hay teorías. Algunos piensan que se fueron del corral asustados por los petardos y los fuegos artificiales. Otros creen que alguien en estado de embriaguez pudo pasar esa noche por las jaulas donde estuviesen los animales y considerar gracioso soltarlos.

En cualquier caso, la aparición de los gallos en la barriada de García Escámez coincide exactamente con la entrada en vigor de la ley de bienestar animal, que acota mucho el ámbito de las peleas de gallos. De hecho, las prohíbe de forma general: "Las peleas de gallos, salvo aquellas de selección de cría para la mejora de la raza y su exportación realizadas en criaderos y locales debidamente autorizados con la sola y única asistencia de sus socios".

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