Los empresarios del tramo abierto de La Rosa, entre el enfado y el agrado tras 11 meses de obra

Este lunes el Ayuntamiento de Santa Cruz inauguró un tramo de la primera fase, que se retrasó siete meses más de los cuatro previstos inicialmente

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Tramo abierto de la calle de La Rosa / ATLÁNTICO HOY / BELA CABRERA
Tramo abierto de la calle de La Rosa / ATLÁNTICO HOY / BELA CABRERA

En julio de 2023 el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife comenzó la anunciada y esperada obra de la calle La Rosa para modificar completamente su estructura para hacerla más accesible y reformado su estructura para adaptarse a los nuevos tiempos y la nueva normativa europea.

Y comenzaron por una primera fase que incluía trabajos al inicia de la calle y que se estipulaban una duración de cuatro meses de duración de un total de 24 -dos años- para la reforma integral de toda la calle santacrucera.

Por razones habituales en obras de calado, la obra en esta fase se alargó  hasta los 11 meses, conllevando las consecuentes molestias a vecinos y empresarios de la zona.

En este sentido, Atlántico Hoy ha tomado el pulso tras la reapertura de este primer tramo con los negocios que se mantienen en pie en los primeros metros de la calle de La Rosa, donde se mezclan los sentimientos de haber sobrevivido a la obra sintiéndose “abandonados” y satisfechos por el resultado provisional -a falta de mobiliario urbano- con el que ya viste la calle.

Miguelina

Milagros Galarza regenta el local Miguelina y, ya con la nueva acera frente a su puerta, se mostró molesta por el proceso. “Las obras iban a durar supuestamente 4 meses. De julio a noviembre. Pues en pleno mes de diciembre, en campaña de Navidad, yo tenía ahí un pasillo con la verja delante. La gente ni sabía que estaba abierta” se queja la empresaria.

En este sentido, reconoce que no cerró la tienda en el proceso porque tiene muchas clientas fijas. “Si no, tenía que chapar e irme”, afirma. “Ha sido duro, pero por lo menos vamos viendo la luz con este tramo abierto, por lo menos”, añade endulzando la crítica.

Así, valora que “una vez terminado, no cabe duda que la calle va a quedar muy bien, que además es una calle en el centro de Santa Cruz”.

El Órreo

Otro popular negocio del entorno es la cafetería El Órreo, bajo el mando de su dueño José. “Han sido 11 meses duros, que iban a ser 4, supuestamente. Me siento como abandonado”, señala el propietario de la empresa de restauración ubicado en el inicio de la calla.

En este sentido de molestia, José reprende que “se ha retrasado todo y no veíamos avances. Cada vez había un problema nuevo y al final te cansas, porque no seguían unos patrones. Puedes entender muchas cosas, pero si no está claro lo que hacen… era lo que nos pasaba. Era como todo descoordinado. De repente empezó a caminar, otra vez se paraba, seguía…”

Sin embargo, la problemática de mantener un negocio a pie de obra no le planteó el cerrar, pero sí tomar alguna medida. “No llegue a plantear el cierre, pero sí recortar los horarios para quitar un poco de ruido, porque ya no se podía trabajar con el ruido, las máquinas delante con el polvo eran de locos”, espeta.

En el lado positivo, José comparte que la nueva estructura de la calle le gusta. “Está mucho más limpio, más amplio, más acogedor, dan ganas de estar…”, señala antes de atender a una de las mesas en el nuevo exterior.

Cerrajería David

Justo enfrente está la Cerrajería David, regentado por Iván David, cuyo particular modelo de negocio no conllevó problema de clientela, pero si de acceso. “Había días buenos y días malos, pero como siempre. Molestias más bien propias de la obra. Nos afectaba a la hora del acceso a los clientes y que había quienes no venían por el acceso, pero te puedo decir que no hubo afección en la influencia de clientes”, argumenta.

A pesar del “calvario” por el tema del ruido, Iván no dudo en tener palabras de agradecimiento con los trabajadores de la obra. “Nos han facilitado cualquier cosita. Nos facilitaron la labor de acceso a los clientes para que pasaran o en un momento puntual que no teníamos agua nos pasaban botellas de agua. Se portaron superbién con nosotros”, afirma. “Y cuando había problemas de ruido le pedíamos si podían rodar un poco los motores y los rodaban. Siempre buscaban la forma de no molestar”, agrega.

Con respecto al nuevo diseño de la calle La Rosa, a Iván le gusta el acabado. “Es como mas fácil de acceso para la gente”, comenta antes de valorar la supresión de aparcamientos. “Creo que al final el tema de aparcamientos no me va a afectar, porque siempre hay un poco de margen para que se aparque en el carga y descarga -a la altura del negocio-”.

Asimismo, informa que, por motivos propios de su trabajo cuando tiene que trabajar con llaves de coches, el ayuntamiento le ha prometido una plaza en la esquina. “Ya está puesta, pero falta la señal y mientras no haya señal no puedo decirle a nadie que quite su coche”, confiesa, finaliza.

Continúan las obras

Actualmente, continúan la obra de la calle La Rosa en nuevas fases, en las que a partir de julio se mezclaran distintas fases para tratar de recuperar parte del tiempo perdido y, sobre todo, porque toca la reforma integral en la zona de los colegios, por lo que deben terminar antes de que arranque el curso escolar 24-25.