La anunciada obra integral de la calle de La Rosa, en Santa Cruz de Tenerife, comenzará de forma inminente en cuanto finalice el curso escolar de los colegios residentes en la popular calle capitalina. Unos trabajos programados para 24 meses de duración que para los comerciantes del entorno se ha convertido en un quebradero de cabeza y de incertidumbre.
Tal es así que algunos negocios han cerrado sus puertas antes de sentirse ahogados por las obras y, otros, han comprado locales en otras zonas de la ciudad, o fuera del municipio, donde han abierto un nuevo establecimiento de la empresa a la espera de lo que pueda ocurrir con los negocios en la calle de La Rosa.
Plan B activado
Es el caso de Masconberto, conocido negocio -dos tiendas concretamente, una enfrente de la otra- de compraventa y de productos relacionados con la tecnología. “Abrimos en Taco hace unos meses previendo esto, porque si ya a la gente le costaba entrar por la calle, ahora con las obras, y el después de las obras sobre todo, más todavía”, explica su propietario, Berto. “Mantendremos la tienda abierta, en principio. Iremos tanteando, pero de momento arriba porque mucha gente nos compra online. En verano a lo mejor escapas, pero después no”, añade.
Berto diferencia entre un “mientras la obra” y un “después” porque cuando acaben los trabajos “nos van a quitar un montón de aparcamiento y accesos. Yo lo veo un desastre, porque si ya de por sí es difícil aparcar…”.
En este sentido, apunta al solar que está habilitando el ayuntamiento “pero que es para unos 60 u 80 coches. Eso y nada es lo mismo, porque en toda la calle van a quitar ciento y pico aparcamientos. Todo está en estudio y, mientras, los afectados somos nosotros, que encima tenemos el hándicap de la zona eco porque nuestros clientes son de reutilizar productos y tienen coches viejos”.
Por último, también critica la falta de comunicación del ayuntamiento al no tener constancia de otra reunión. “Cuando se reunieron por primera vez ya tenían todo aprobado”, pero no ha habido una segunda.
El cierre a 43 años en La Rosa
Uno de los negocios que cierran, aunque especifica que las obras han sido la excusa final a una intención ya en firme desde hace tiempo es una de las más veterana: Almacenes Evelyn. Esta misma semana, su propietaria con el mismo nombre, Evelyn, echa el cierre a 43 años de negocio textil infantil.
“Ya tenía pensado cerrar próximamente, pero la obra fue la puntilla. Varios locales ya han cerrado por las obras”, afirma Evelyn señalando a un comercio de la acera de enfrente cuyo cartel yace en blanco, cuando hace pocos días era una empresa de compraventa. “Otros negocios han abierto otros locales, por si acaso”, señala la veterana comerciante de 73 años -y menciona entre otros a Plumier-.
Incertidumbre y temor
“Temo porque, ¿cómo vamos a hacer que la gente entre si van a cerrar la calle?”, se pregunta Tamara, que regenta la Multitienda Tú y Yo. “Estamos con incertidumbre, porque no sabemos cómo va a ser. Ni siquiera nos han avisado para otra reunión como la otra vez que tuvimos una primera que nos contaron lo que iba a pasar”, añade.
En este contexto traslada que, a punto de comenzar las obras, no saben si les van a cerrar los accesos, si van a poder vender, si la gente va a poder pasar… “Estamos a ciegas, porque no sabemos nada y no nos han informado. En la primera reunión con el alcalde y el concejal no nos supieron decir a ciencia cierta porque tenían que esperar a una próxima reunión cuando tuvieran todo seguro, pero no nos han notificado nada”, indica Tamara, que resalta igualmente la marcha de otros negocios. “Mucha gente ya se está yendo porque ¿qué vamos a hacer aquí con las obras sin poder vender o producir?”.
Adelantándose al futuro del fin de las obras, la comerciante lo sigue viendo negro. “Yo creo que no va a ser bueno cuando acabe, porque casi no hay comercios. Si me dices que es una calle que hay de todo, pero la calle muere a partir de donde están los colegios. No hay nada. Lo van a poner peatonal y ¿qué va a haber?. Nada, a no ser que hayan dicho que van a alquilar los locales más económicos… Pero es que mira la fachada de esto. No está bonito. ¿Van a venir a ver casas viejas? Ilógico”, termina de argumentar Tamara.
Casi medio siglo en el inicio
Otros de los negocios señero de la calle de La Rosa, casualmente, se encuentran al inicio de esta, alejado del epicentro comercial de la vía. Se trata de La Rosa Ferretería, con 45 años al pie del cañón y con muchas dudas con los próximos trabajos de mejora.
“Es una obra necesaria porque desde hace muchos años está mal por las aceras y demás, pero tenemos mucho miedo porque sabemos lo que son las obras en Santa Cruz”, contextualiza Emily Bernal, la dueña del comercio.
Este temor le lleva a pensar en las enfangadas obras similares en años anteriores y que han servido de antecedentes a la de La Rosa. “Tenemos la esperanza de que el ayuntamiento se lo tome en serio y no nos deje como en Imeldo Seris, por mucho que tuvieran complicaciones que se escaparon de su conocimiento. Espero que de Méndez Núñez e Imeldo Seris hayan aprendido y que nos cuiden, porque llevamos muchos años trabajando aquí como para perderlo en una obra”, sentencia Emily.
Son solo algunos ejemplos de los muchos comerciantes que afrontan un mínimo de dos años de obras, aunque hay casi unanimidad y resignación en esperar que se alargarán más de lo establecido, pero con una necesidad común: una nueva reunión que les aclaren todas las dudas inminentes que van a conllevar los trabajos de forma inminente.
En torno a 30 negocios cerrados
Actualmente, y con la última desbandada de algunos comercios, la calle de La Rosa no vive un buen estado de salud económica. Así, hasta 30 locales tienen hoy en día la valla bajada en toda su extensión.
Según pudo comprobar Atlántico Hoy, hasta doce establecimientos tienen el cartel de se alquila, además de cuatro de se vende y uno de se traspasa.
Además, siete locales se encuentra cerrados sin más información -alguno que otro con sensación de abandono- y otros con avisos de cierre temporal.
Todo ello sin contar numerosos negocios cerrados, pero con escaparates y en aparente buen estado de mantenimiento que, sin cartel informativo en sus puertas, podrían encontrarse en época estival o día de descanso.