Cerca de medio centenar de comerciantes del Rastro de Santa Cruz de Tenerife se han movilizado este jueves en las puertas del Ayuntamiento de Santa Cruz -mientras se celebraba la Comisión de Control- para protestar por la decisión del cierre del rastro de forma inmediata, tras el informe firmado por Carlos Tarife el miércoles.
Ante la sorpresiva medida, reconocida en Atlántico Hoy por la presidenta del rastro, Carmen Tejera, una parte de los más de 400 comerciantes que cada domingo se ubican en el entono de La Recova para vender sus productos a pie de calle, han manifestado su indignación.
Sin explicaciones
“Nos han reducido a 400 y ya nos quieren quitar sin avisar. Sin explicarnos nada. Lo que dicen sobre el rastro no es cierto. ¿Quién vende medicina en el rastro? Ninguno. ¿Quién vende drogas en el rastro? Ninguno. Están haciendo difamaciones”, critican varios de los participantes en la movilización.
De hecho, la idea fija que tiene en mente el colectivo es por los vecinos de la zona. “Yo creo que la decisión es porque molestamos a los vecinos”, declara una de las componentes del rastro. “Esto es por una promesa electoral a los vecinos”, afirma otro. “El alcalde y Tarife fueron a buscar el voto al rastro y ahora nos apuñalan por la espalda. Mejor que tuvieran dignidad. Hay que tener poca moral para ir al rastro a pedir el voto y ahora cortarnos el cuello”, expresa otro comerciante.
Vecinos
De esta manera, Pablo, este último comerciante, manda un mensaje a los vecinos con respecto a la política. “Que no se crean que lo tienen todo consigo, porque los políticos nunca dicen la verdad. El propósito de lo que está ocurriendo es incentivar la zona para crear la nueva zona de ocio de Santa Cruz. Los señores vecinos que tantos nos han jodido van a tener de regalo un dardo envenenado con borrachos de lunes a domingo y una macrodiscoteca. Ese es el regalo del señor Tarife en quien han confiado, igual que nosotros hemos confiado en otros”, argumenta.
Asimismo, expresa que “cuando desaparezca el rastro, no solo va a desaparecer el sustento de todas esas familias que les llevará a buscar en las chatarras, sino que acaba la economía circular, porque la segunda vida que se da a los productos en el rastro acabará en la basura. No aprendemos nada, que esta gente solo le interesa su bolsillo”.
Culpa
En este contexto, las voces comunes de los comerciantes señalan que se sienten “indefensos” y que se han dejado “llevar como corderitos”. Tal es así, que también reconocen algo de culpa. “No les voy a quitar culpas a unos para dárselas a otros, pero nosotros mismos nos hemos dejado mangar”, se queja.
En este sentido, recuerdan que la asociación se hizo cargo del rastro hace 40 años y nunca tuvimos problemas. “A partir de que Santa Cruz se puso la corona hace 20 años hemos llegado a este extremo. Hemos hecho todo lo que nos han dicho. Nos han humillado, nos llevaron al hoyo -como llaman a la calle de aparcamientos frente al edificio insular de Hacienda, que estuvieron en pandemia, y donde Tarife prevé reubicarlos- escondidos, sin servicios, nos han hecho promesas. El rastro esta politizado desde hace muchos años y es nuestro karma”.
Revitalización del Mercado
También reivindican que el rastro lleva en el entorno del Mercado de Nuestra Señora de África 40 años y que gracias a ellos se pudo revitalizar el gran mercado tradicional del municipio. “Hay que tener dignidad. Cuando el rastro llego al mercado eso no era sino mierda donde no quería ir nadie. Eran solo solares. El mercado se moría y llego el rastro y le salvamos la vida. ¿Y esto es como nos pagan? Es el pago del pueblo de Santa Cruz el haber salvado el mercado tradicional de sus peores momentos”, esgrime Pablo, uno de los comerciantes con más confrontación.
En cuanto a los señalamientos del informe técnico, base para la toma de decisión, los comerciantes niegan las determinaciones y, de hecho, cargan contra la empresa concesionaria por el ayuntamiento para controlar le buen funcionamiento del rastro. “Han hecho una dejación de funciones para que el escrito salga favorable. Están todo el día paseando y lo único que hacen es comunicar a la policía cuando ven algo irregular, pero no hacen nada”, se queja otro de las personas manifestadas. “Esos 250.000 que les dan para no hacer nada yo se los daba a la policía y a la gente que limpia el mercado”, agrega.
¿Por qué tenemos que recoger la basura que dejan los demás? ¿Qué nos falta del incumplimiento de la empresa, poner las vallas? Porque todo lo demás lo desempeñamos nosotros”, abunda otro de los presentes en la conversación.
Nueva ubicación y una amenaza
Sobre el aviso de que la nueva ubicación volverá a ser donde estuvieron en la pandemia -lugar habitual de la feria del carnaval en la zona baja de la avenida marítima, frente al edificio insular de Hacienda, la unanimidad es clara. “¿Por qué no se barajan otras opciones? Ahí nos reducen metros, cuando ya se han perdido más de 200 licencias. Es un filtro para echarnos directamente. Estamos en una jaula. No es lo que decidamos, es lo que nos permiten y no tenemos poder decisión. Es lo que ellos digan, como ellos digan, porque ellos lo dicen”.
En este contexto de cierre del rastro y la próxima celebración del maratón de Santa Cruz el 17 de noviembre, los comerciantes avisan: “Si no hay rastro, no va a haber maratón. No vamos a permitir que se haga. El maratón no le da de comer a los niños. El rastro le da de comer a más de 400 familias”.