Sánchez corona su relato épico aclamado por 8000 personas y con inmenso poder

Pedro Sánchez empieza su carrera hacia las próximas elecciones generales

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El líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha culminado hoy su relato épico de los últimos ochos meses aclamado por unas 8.000 personas y con el inmenso poder que le da una dirección sin voces críticas y la promesa de los barones de que le dejarán las manos libres hasta las próximas elecciones generales.

Por delante Sánchez tiene un arduo camino y el reto de mantener una épica casi imposible de conseguir para un partido y muy fácil de perder, como reconocen en su entorno.

Un relato épico que hasta ahora en la izquierda solo tenía Podemos y que los socialistas creen que el partido de Pablo Iglesias está empezando a perder.

La apuesta de Pedro Sánchez es "comerle la merienda" a Iglesias con un proyecto y un equipo netamente "de izquierdas", que sin embargo no renuncia a arañar votos a un Ciudadanos cada vez más "derechizado".

Cuenta para recorrer ese camino con el tándem político que forman su número dos, Adriana Lastra, y su poderoso secretario de Organización, José Luis Ábalos, artífices ambos de su "resurreción".

En torno a ellos, el líder socialista ha configurado una dirección de fieles, de personas de su máxima confianza, en la que no se ha permitido una sola concesión al "susanismo".

Ha prescindido también del lastre traumático que representaron para él los barones y estos le han dejado hacer, tanto que sus afines han quedado marginados también del máximo órgano de representación, el Comité Federal.



Algunos veteranos advierten ya, no solo del riesgo de cesarismo de Sánchez, sino también de que el PSOE se convierta en un partido confederal, en el que cada secretario general no mire políticamente más allá de su territorio y de que el proyecto nacional del PSOE solo se ocupe el medio centenar de escogidos por Sánchez para poner "rumbo a la Moncloa".

Si Rajoy agota la legislatura, supondrá que Podemos y Ciudadanos siguen haciendo oídos sordos al llamamiento del PSOE para un pacto transversal, el que él siempre ha defendido, con el que desalojarle del gobierno en una nueva moción de censura, y es ahí, en una nueva cita electoral, donde Sánchez espera obtener su recompensa.

A corto plazo, el melón interno que se abre es el de los congresos regionales de julio y septiembre, en los que expresamente se ha comprometido a "no interferir", es decir, a no parar a las plataformas de militantes a las que tanto debe si deciden disputar el liderazgo territorial a los barones que contribuyeron a su caída en el histórico Comité Federal de octubre.



Es el caso del presidente valenciano, Ximo Puig, que hoy mismo ha exigido explicaciones ante la posibilidad de que el alcalde de Burjassot, el "sanchista" Rafael García, le dispute la secretaría general del PSPV.

Puig considera que cuestionar su liderazgo supone debilitar a un gobierno insignia que los socialistas han tardado más de veinte años conquistar, pero Sánchez de momento parece tenerlo claro: la última palabra la tiene la militancia.