Y también había comprendido que una absurda norma le consideraba extranjero en el mundo del deporte, por lo que no podía jugar en Segunda División B ni en Tercera División, donde estaba prohibida la alineación de foráneos. Lagunero de adopción y con la idea de quedarse a vivir en la que consideraba su Isla, sin embargo era extranjero en un mundo en el que abundaban oriundos y falsos oriundos, de esos que juraban tener “un abuelo nacido en Celta”. O “en Betis”. Saar, sin embargo, era extranjero. Sí podía actuar en Categoría Preferente, donde, curiosamente, estaba permitida la presencia de jugadores extranjeros. Eso sí, en los pocos partidos que jugó durante el verano de 1978 con el Tenerife, todos ellos de carácter amistoso, demostró que tenía nivel suficiente para hacerse un hueco en la plantilla blanquiazul.
Y más en ese tiempo, cuando la escuadra que dirigía Manolo Sanchís acababa de descender a Segunda División B. De hecho, los que vieron su presentación en sociedad aún la recuerdan. Fue el domingo 13 de agosto de 1978 en el viejo campo de El Cantillo ante el Tacoronte. Aquella tarde, el Tenerife jugó inicialmente con: Álvaro; Alberto, Mini, Aparicio, Berto; Román, Paco, Real; Lolín, Toño y Saar. Al cuarto de hora, el extremo senegalés recogió un balón en el círculo central y eludió a cinco defensores. A algunos por habilidad y a otros por velocidad. Y también regateó a Julio, el portero rival, antes de marcar a puerta vacía. El público local aplaudió su tanto y disfrutó de su juego. Cuando abandonó el terreno en el descanso, se 'acabó' un partido en el que al final se impuso (1-2) el Tenerife.
Sanchís no pudo alinear a Saar en partido oficial.