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¿Qué factores aumentan la probabilidad de sufrir un ataque al corazón?

Controlar la presión y adoptar hábitos saludables son fundamentales para reducir las probabilidades de sufrir un accidente cardiovascular

Fernando Baquero

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Una vida saludable facilita una buena salud cardiovascular / QUIRÓNSALUD
Una vida saludable facilita una buena salud cardiovascular / QUIRÓNSALUD

Los problemas cardiovasculares son una de las principales causas de mortalidad a nivel mundial, y muchos de los factores de riesgo asociados a ellos están presentes en la vida cotidiana.

Un ataque al corazón, accidente cerebrovascular e insuficiencia cardiaca mata a más de 20 millones de personas cada año y se estima que la cifra ascenderá a 23 millones para el año 2030.

Llevar un estilo de vida saludable puede contribuir eficazmente a la prevención de una enfermedad cardiaca. Para ello es óptimo saber los factores de riesgo de desarrollar esta patología.

Entre estos factores destacan, sobre todo, la hipertensión arterial, el colesterol alto, el tabaquismo y la diabetes, aunque también la obesidad, el sedentarismo y el estrés son componentes de riesgo que van ganando relevancia en los estudios de salud pública.

Cuidado con la hipertensión

La presión arterial alta es uno de los factores de riesgo cardiovascular más determinantes y, afortunadamente, se puede tratar y controlar mediante medicación. Existen diversas opciones de fármacos, por lo que en caso de que uno cause efectos secundarios, el médico puede ajustar el tratamiento hasta encontrar la mejor alternativa para el paciente.

“Controlar la hipertensión es fundamental porque, si la presión arterial no se mantiene en niveles adecuados, el corazón debe trabajar de forma más intensa, lo cual aumenta el riesgo de sufrir eventos graves como infartos o insuficiencia cardíaca”, explica el doctor Ángel Concepción Clemente, cardiólogo del Hospital Quirónsalud Tenerife.

Unidad de Riesgo Cardiovascular min
Un especialista controla la presión arterial de un paciente / QUIRÓNSALUD

Diagnósticos preventivos

Para identificar y orientar adecuadamente a quienes presentan riesgo cardiovascular, los especialistas disponen de una serie de pruebas diagnósticas relativamente sencillas pero efectivas. “Una analítica general, por ejemplo, permite conocer los niveles de colesterol,  glucosa y la función renal normal ya que el deterioro de la función renal con disminución del filtrado glomerular, también incide como factor de riesgo cardiovascular, claves en la evaluación del riesgo. Además, un electrocardiograma basal puede detectar problemas isquémicos previos”, concreta el especialista.

Otras comprobaciones recomendadas son la prueba de esfuerzo, que permite evaluar cómo responde el corazón bajo actividad física, detectando posibles alteraciones en el electrocardiograma o en la presión arterial, y el ecocardiograma, que facilita la detección de problemas específicos como hipertrofia ventricular, disfunciones y valvulopatías. “Estas pruebas en conjunto constituyen un chequeo cardiovascular exhaustivo y son recomendadas para evaluar de forma integral el estado de salud del corazón”, asegura el doctor Concepción.

Cambiar el estilo de vida, imprescindible

Más allá de las pruebas y tratamientos médicos, la modificación de ciertos hábitos es fundamental para mantener un corazón saludable. Abandonar el sedentarismo y adoptar una rutina de actividad física es uno de los cambios más importantes que se pueden hacer. No obstante, para que esta práctica sea sostenible, es vital que la persona encuentre una actividad que le resulte placentera. De esta forma, es más probable que mantenga el hábito a largo plazo.

Actividades como caminar, montar en bicicleta, nadar o practicar deportes en equipo son alternativas efectivas y beneficiosas para la salud cardiovascular. “La clave es elegir una actividad que se disfrute, pues esto aumenta las probabilidades de que se convierta en una práctica regular y continua”, concluye el cardiólogo.

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