Educar en igualdad es una de las formas más eficaces de cambiar la sociedad y de caminar hacia un equilibrio real que se refleje en todos los ámbitos de nuestra vida.Aunque se ha recorrido ya un buen trecho hacia la consecución de este objetivo, lo cierto es que todavía queda mucho camino por delante si hacemos caso a los estudios recientes en la materia, especialmente en el ámbito laboral.Los datos indican que, actualmente, las mujeres tienen un 30 % menos de probabilidades de ser citadas para una entrevista de trabajo que sus compañeros varones. Sin embargo, existen más mujeres con estudios superiores entre la población hasta los 35 años de edad, pero, al final, serán más los hombres que obtengan un trabajo con ese nivel de titulación.De ese modo, a pesar de que en nuestro país las mujeres son mayoría en las universidades y tienen mejores calificaciones, gran parte de ellas tampoco llega a dirigir las altas esferas de las empresas pese a estar altamente cualificadas.Entonces, ¿podemos afirmar que el techo de cristal es una realidad? Los datos indican que sí.Para los expertos, el techo de cristal es un conjunto de normas no escritas, una barrera invisible que dificulta que las mujeres accedan a los altos puestos de poder de las organizaciones, la política y las empresas a pesar de tener la misma cualificación y méritos que sus compañeros.Las causas están relacionadas principalmente con la idea subyacente de que las mujeres se comprometen menos con la empresa debido a las cargas familiares, ya sean hijos o personas dependientes a su cargo. Así, que la mujer siga siendo la que más horas dedica al cuidado de la familia y del hogar le implicará menos tiempo para crecer profesionalmente.En esta línea, sigue existiendo la idea generalizada por parte del empresariado de que los hombres van a ausentarse menos del empleo. Sin embargo, los datos oficiales desmienten este prejuicio, ya que está demostrado que la ausencia es similar en ambos sexos.Por otro lado, en España, según la Encuesta de Población Activa, las mujeres tienden a ser mayoría en ámbitos como la enseñanza, sanidad o cuidados, trabajos para los que han sido orientadas socialmente desde pequeñas. Mientras, ellos son mayoría en profesiones relacionadas con las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, mucho mejor remunerados y con ausencia de modelos femeninos.En un mundo en el que las nuevas tecnologías copan prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida generan excelentes oportunidades de empleo, sigue existiendo una importante brecha entre mujeres y hombres.Las estadísticas no engañan: según el Ministerio de Trabajo, la mujer es mayoría en el empleo precario, con 2 de cada 3 empleos de este tipo, mientras representan una abrumadora minoría en lo más alto de la escala laboral donde, a nivel mundial, solo el 12% de las mujeres llegan a dirigir una empresa.Por ello, la normativa a nivel europeo y español ha intentado poner solución a este techo de cristal. La educación y las políticas de igualdad siguen siendo la clave para cambiar el rumbo de la sociedad en favor de un mundo más igualitario entre ambos sexos.