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¿Por qué es tan difícil diagnosticar a tiempo el cáncer de ovario?

A diferencia de otros tumores, suele manifestarse con síntomas inespecíficos en sus etapas iniciales y las señales de alerta pueden pasar desapercibidas

Fernando Baquero

2 minutos

Ginecologos Torrevieja Quironsalud

El cáncer de ovario es uno de los tumores ginecológicos más difíciles de diagnosticar de manera temprana. Incluso se puede decir que desafía a la medicina por su detección tardía y sus síntomas silenciosos. Esto significa que las señales de alerta pueden pasar desapercibidas o ser atribuidas a afecciones menos graves.

Aunque no es el más común entre los cánceres femeninos, su alta mortalidad lo convierte en un problema de salud pública de gran nivel. Este tipo de cáncer se manifiesta sin síntomas evidentes, lo que complica su detección en las etapas iniciales, retrasa el tratamiento y disminuye las posibilidades de un pronóstico favorable.

Sintomatología confusa

El cáncer de ovario presenta múltiples síntomas, como hinchazón o aumento del diámetro abdominal, sensación de saciedad rápida al comer, pérdida de apetito, pérdida de peso inexplicada, molestias en la zona pélvica, fatiga persistente, dificultad para respirar, dolor de espalda crónico, cambios en los patrones intestinales como el estreñimiento y la necesidad frecuente y urgente de orinar, a menudo acompañada de molestias al hacerlo.

Todos ellos pueden confundirse con problemas digestivos, urinarios o musculoesqueléticos,  lo que dificulta su detección y lleva a muchas pacientes a buscar atención médica cuando la enfermedad ya está avanzada.

“Además, existen síntomas frecuentes que también pueden confundirse con procesos benignos, lo que retrasa aún más el diagnóstico y el inicio del tratamiento adecuado”, destaca el doctor José Antonio Pérez, jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Quirónsalud Tenerife.

Mecanismos de detección

El cáncer de ovario representa un reto particular debido a la falta de pruebas de detección específicas y efectivas para su diagnóstico temprano. Esto, sumado a la vaguedad de los síntomas iniciales, exige una mayor sensibilización tanto en profesionales de la salud como en la población general.

“Es esencial que las mujeres presten atención a cualquier cambio persistente en su cuerpo y consulten a un especialista ante la presencia de síntomas recurrentes o inusuales", alerta el doctor Pérez.

En la actualidad, no existen pruebas de detección específicas para identificar el cáncer de ovario en sus primeras etapas, lo que contrasta con otros tipos de cáncer como el de cuello uterino, que puede detectarse mediante una citología o Papanicolaou, o el de mama, que cuenta con mamografías como método de cribado efectivo para la población general.

La exploración ginecológica regular y las pruebas complementarias, como la ecografía transvaginal, los marcadores tumorales y métodos de imagen como la tomografía computarizada o la resonancia magnética, pueden ser herramientas clave en la identificación precoz.

“El principal problema que ofrece el cáncer de ovario de cara al diagnóstico es la manifestación tardía de los síntomas. Básicamente esto ocurre porque el ovario tumoral crece progresivamente en una cavidad del abdomen donde tiene mucho espacio para crecer y hasta que no ha crecido lo suficiente una tumoración de gran tamaño o aumenta tapizado y se ha extendido dentro del abdomen no da síntomas”, explica el ginecólogo.

La importancia de la sensibilización

Para mejorar la detección temprana, es esencial que tanto el público como los profesionales de la salud estén atentos a los posibles signos de alarma. Las revisiones ginecológicas periódicas, junto con la educación sobre los factores de riesgo y síntomas, son herramientas clave en esta lucha.

“Prácticamente el 70-75% de las pacientes con cáncer de ovario presentan síntomas de forma tardía”, alerta el especialista para reiterar las razones de diagnosticar a tiempo esta enfermedad.