La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en el mundo, y en las mujeres ocupa el primer lugar en términos de morbilidad y mortalidad, superando incluso al cáncer en países desarrollados como España.
Las mujeres experimentan cambios hormonales significativos a lo largo de su vida y algunos de ellos aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular.
El impacto en la salud cardiovascular
Factores exclusivos de la mujer, como el embarazo, la anticoncepción y tratamientos hormonales antitumorales, se suman a factores de riesgo comunes para ambos sexos, como la edad, antecedentes familiares, hipertensión, dislipemia, diabetes, enfermedad renal crónica y tabaquismo.
Los estrógenos durante la época fértil ejercen un papel protector, por lo que la enfermedad cardiovascular en la mujer se presenta una década más tarde respecto a los hombres. El déficit de estrógenos por disfunción ovárica puede suponer un factor de riesgo importante en mujeres jóvenes.
Todo esto unido a la mayor incidencia de síntomas atípicos, la mayor prevalencia de falsos positivos en algunas pruebas diagnósticas y la influencia de los factores hormonales, generan un aumento de mortalidad del 20% tras un primer episodio de infarto.
No debemos olvidar que, hasta hace 15 años, la mayor parte de la evidencia científica se ha obtenido a partir de estudios con una mayor participación masculina, donde las mujeres sólo suponían entre un 20 y un 30% de la población analizada. En la década de 1990, en Estados Unidos se recomendó que todos los ensayos debían incluir mujeres y hombres y a partir de 2016 se hizo obligatorio incluir ambos sexos en estudios sobre células y sobre animales.
El doble efecto de los estrógenos
Durante la menopausia, la disminución de los niveles de estrógenos ováricos agrava estos factores de riesgo. Esto se manifiesta en cambios en la distribución de la grasa abdominal, la presión arterial, el perfil lipídico y los niveles de glucosa en sangre. Según el doctor Cristian Jiménez, cardiólogo de los hospitales Quirónsalud Costa Adeje y Quirónsalud Vida,” estos cambios explican por qué la enfermedad cardiovascular se convierte en la principal causa de morbimortalidad tras la menopausia”.
Los estrógenos tienen un doble efecto en la salud cardiovascular: por un lado, son protrombóticos, es decir, pueden aumentar el riesgo de formación de coágulos; por otro, ofrecen protección al mejorar el tono vascular, potenciar la vasodilatación, y tener efectos antiinflamatorios y antioxidantes, además de mejorar el perfil de lípidos. Sin embargo, su impacto puede variar dependiendo de cómo se administren.
Otros factores a tener en cuenta
En las mujeres, además de los factores de riesgo cardiovascular clásicos, hay que tener en cuenta el uso de anticonceptivos orales, que cuando se asocian con tabaquismo e hipertensión arterial aumentan el riesgo de enfermedad tromboembólica. Otras patologías como el síndrome de ovario poliquístico o tratamientos hormonales y quimioterápicos de uso específico en los cánceres de mama y ginecológicos, pueden aumentar el riesgo cardiovascular.
El tratamiento hormonal sustitutivo teóricamente debería reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular. Sin embargo, "los ensayos aleatorizados no han demostrado que el tratamiento hormonal y otros fármacos moduladores de los receptores de estrógenos prevengan los episodios de enfermedad cardiovascular en la mujer, por lo que se debe individualizar la indicación a cada caso, teniendo en cuenta los beneficios sintomáticos de los sofocos moderados o severos, y los potenciales riesgos y efectos secundarios, tanto cardiovasculares como relacionados con el desarrollo de cáncer de mama.", concluye el doctor Jiménez.