Hoy, en AtlánticoHoy vamos a hablar sobre una teoría de comunicación política que nos afecta a todos y cada uno de nosotros pero de la que pocos somos conscientes: La espiral del silencio. Además esta teoría es fundamental a la hora de hablar de los medios de comunicación ya que estos son los que más la promueven. La espiral del silencio fue la teoría sobre opinión pública más importante del siglo XX, pero, ¿Qué es exactamente? Pues esta teoría detalla que, para que una persona opine sobre algo primero analiza el clima de opinión para saber cuáles son las ideas predominantes. En otras palabras, las personas solemos callar nuestra opinión cuando esta no concuerda con las ideas predominantes y tendemos a expresarlas más cuando sí concuerdan con las de la mayoría.La autora de esta teoría fue la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann quien en un estudio analizó la percepción del entorno que tenían las personas en relación a preguntas comprometidas. Finalmente el estudio concluyó que existe más confianza a la hora de realizar una opinión personal cuando esta se percibe como mayoritaria. Incluso destacó que si variara la opinión pública predominante también lo haría la expresión pública del sujeto.Pero, ¿en qué afecta esta teoría a los medios de comunicación? Pues bien, según esta teoría los medios son grandes creadores de opinión pública. Es evidente que cuando necesitamos algún tipo de información recurrimos a algún medio de comunicación como la radio, la prensa o la televisión. Por tanto, lo que los medios digan sobre cualquier información se verá reflejada en la construcción de la opinión del ciudadano.Pero ahí no radica la importancia de esta teoría. A través de los medios de comunicación se publican las opiniones que predominan en determinado momento en determinada sociedad, por lo que son altavoces de la opinión pública. Por lo tanto, si se da voz a una idea determinada los espectadores o lectores pensarán que es la predominante y quienes opinen de forma contraria tenderán a silenciarse. Además, los medios deciden tanto el debate como la opinión pública, favoreciendo a la mayoría o provocando un cambio del paradigma.