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La incontinencia urinaria, un trastorno que empobrece la calidad de vida de los mayores

Una de cada dos personas que sufren esta patología está sin diagnosticar, alerta el doctor Guillermo Conde, jefe de Urología de Quirónsalud en Tenerife

Fernando Baquero

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Entrada de unos lavabos públicos / EUROPA PRESS
Entrada de unos lavabos públicos / EUROPA PRESS

La incontinencia urinaria es la tercera enfermedad crónica que causa mayor pérdida de calidad de vida. sólo por detrás de las enfermedades mentales y los problemas cardiovasculares graves, como la embolia o el infarto. Aunque esta patología no supone un peligro para la vida, la deteriora considerablemente al interferir notablemente en la actividad laboral, social y sexual.

Este trastorno consiste en una percepción de pérdida involuntaria de orina asociada a una sensación de urgencia, a un esfuerzo o a ambas. El envejecimiento que ha experimentado la población en las últimas décadas ha incrementado la preocupación por este problema, cada vez más presente en nuestra sociedad.

Patología de gran impacto

La incontinencia urinaria en la población adulta afecta en torno a un 25% de las personas de más de 65 años, según datos de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), aunque apenas la mitad de ellos consulta con su médico cuando tiene indicios de este problema.

En España, el 12,8% de las personas de más de 60 años sufre incontinencia urinaria, según señala el jefe del Servicio de Urología de Quirónsalud Tenerife, el doctor Guillermo Conde. Se trata por lo tanto, de una patología que “tiene un impacto brutal en la vida de las personas que lo padecen, al tiempo que contribuye a su aislamiento; lo que a su vez dificulta su identificación y tratamiento”, explica el especialista.

Concienciar de su importancia

Además, apenas dos de cada diez personas mayores que la padecen están bien tratados, a pesar de la importante pérdida de calidad de vida que supone esta enfermedad. Por esta razón, la concienciación social en torno a esta disfunción infradiagnosticada es fundamental.

Asimismo, el urólogo hace referencia a un estudio llevado a cabo en España que concluye que la incontinencia urinaria es la tercera enfermedad crónica que más merma la calidad de vida relacionada con la salud. El doctor Conde también hace hincapié en la importancia de “analizar la fragilidad o no de las personas mayores de cara a abordar, no sólo el tratamiento de esta enfermedad, sino también el de otras”.

Anciano frágil

El especialista en urología explica que “cuando hablamos de anciano frágil nos referimos a las personas mayores en riesgo de deterioro funcional. Una serie de factores biomédicos, psicológicos y sociales que afectan a su estado fisiológico reduciendo su resiliencia y capacidad de adaptación y aumentando su vulnerabilidad”.

En ese mismo sentido, su experiencia profesional le lleva a afirmar que en la población masculina también resulta fundamental evaluar la fragilidad, pues “sería tremendamente útil no sólo para identificar a los pacientes de alto riesgo, sino también para tomar decisiones clínicas sobre el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata”.

La situación de las mujeres

El doctor Conde apunta que determinados estudios científicos concluyen que las mujeres frágiles tienen una mayor probabilidad de sufrir incontinencia urinaria que las que no lo son. “La fragilidad es un factor de riesgo importante”, continúa el médico de Quirónsalud Tenerife.

Desde su punto de vista, resulta crucial “poner en marcha intervenciones específicas para reducir el riesgo de incontinencia urinaria en mujeres frágiles”. De hecho, la incontinencia urinaria es dos veces más común en las personas mayores con fragilidad en comparación con los mayores sin fragilidad.

Tener en cuenta otras vulnerabilidades

El doctor Conde opina que es necesario concienciar a los profesionales de la salud de que la edad cronológica de una persona es un mal predictor de la función física y cognitiva, por lo que deberían considerar el uso de medidas objetivas para identificar la fragilidad y el desarrollo.

“Debemos adoptar un enfoque holístico al tratar y cuidar a los adultos mayores con incontinencia urinaria, haciendo especial énfasis en sus vulnerabilidades como la fragilidad, la cognición deteriorada, la discapacidad sensorial y la multimorbilidad”, concluye.