En general, los nutricionistas consideran que el modelo de dieta saludable es, en realidad, aquel que incluye todos los alimentos en una dieta variada, haciendo hincapié en la ingesta de aquellos de origen vegetal como frutas, verduras, hortalizas, cereales y legumbres, además del consumo de pescado blanco y azul.También los profesionales de la cocina se han subido al carro de propiciar una alimentación sana como pilar fundamental en sus cartas, basándose en frutas y verduras, añadiendo polen de flores, ajo crudo, infusiones de té verde… Todo ello nos ayudará a eliminar las toxinas derivadas de la mala alimentación a la que estamos expuestos, muchas veces cargada de sales, conservantes y aditivos perjudiciales.No son simples palabras o leyenda: efectivamente, las verduras son formidables y versátiles para nuestra salud, más de lo que creemos. Igual es que antaño nos las servían de forma aburrida, muy guisadas y sin color; hoy se pueden proponer en casa, a grandes y chicos, preparaciones espectaculares como esas remolachas de colores tan vivos para animar a una pasta fresca; verdura incluso para la repostería con batata o chirivía. ¡Se puede comer bonito! Siempre podemos comenzar con los menús sanos: almendras, queso fresco, aceite y vinagre, agua, remolacha... Hacemos un ajoblanco y añadimos un esparraguito silvestre. Todo muy cromático, sencillo, sano y… rico.¡Qué importante es hidratarse adecuadamente a lo largo del día! Principalmente niños y mayores. Mucho líquido para compensar la pérdida de agua. Si por lo que sea tomar agua se le hace antipático a algunas personas, hay infinidad de trucos para hacerlo más llevadero: infusiones, fermentados como la kombucha, preparados muy ligeros de flores comestibles o frutas exóticas… Se prepara rápido y puede esperar en nuestra nevera para ese trago reparador de cuando en cuando.Pero… ¿por qué no pensar en hidratación que se puede casi masticar? ¿Y si nos divertimos refrescándonos con ingenios curiosos huyendo de vez en cuando de la norma? Por ejemplo, unos chupitos de hortalizas a modo de snacks que se basan en ingredientes como el jugo de tomate y el melocotón, el apio o la zanahoria.Yogures de leche de cabra, rallar un poco de zanahoria o calabaza, otro poco de germinados o brotes, que tienen mucho potencial nutritivo. En casa podemos ser los mejores nutricionistas siguiendo, con previo asesoramiento profesional, unos hábitos básicos. La cosa es ir combinando, probando, añadir un poco de espinaca, perejil... Es muy importante consumir clorofila en vivo, en crudo.Siempre podemos conseguir productos de cercanía: desde verduras a frutas, café, hortalizas, legumbres, algas... Es fundamental el vegetal de temporada, de “kilómetro cero” y recurrir a aderezos como el aceite de argán, que no sólo se utiliza para la cosmética... Se puede mojar pan artesano en esa maravilla.Por supuesto es de sentido común procurarnos una menor ingesta de alimentos de origen animal, sobre todo carnes rojas o que contengan mucha cantidad de azúcares como la bollería, dulcería y repostería, refrescos y chucherías varias. Si la decisión es ser vegetarianos o veganos es imprescindible hacerlo con asesoramiento de los nutricionistas, pues pueden surgir problemas por déficit o por exceso de determinados nutrientes.En definitiva, no es que nos emperremos en comer mal… Es que, en no pocos casos, no nos enseñaron a hacerlo saludablemente.