El estrés es uno de los principales factores de riesgo relacionado con importantes alteraciones de la salud, como enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares y el cáncer. Además de su implicación directa en algunas de estas enfermedades, también influye indirectamente al producir otras vulnerabilidades, como la obesidad, el consumo de tabaco¿? o la hipertensión.
Este trastorno se relaciona con otras patologías como las gastrointestinales, el dolor crónico o los problemas de sueño. El estrés puede deteriorar de forma importante el funcionamiento cotidiano normal, el bienestar y la calidad de vida.
Sus efectos
El estrés crónico es la sensación de estrés prolongado y constante que puede afectar negativamente a la salud. Sus efectos alcanzan sobre todo el sistema neurológico y en ocasiones suelen ser incapacitantes. Afecta al estado de ánimo, a la capacidad de concentración e incluso a la memoria.
“El estrés es una respuesta fisiológica que ayuda a estar alerta y, por lo tanto, a preparar el organismo para afrontar una situación inesperada, una amenaza o un evento peligroso; cuando este estado se prolonga en el tiempo puede llegar a provocar cambios el cerebro y afectar a nuestra memoria”, explica la neuróloga del Hospital Quirónsalud Tenerife Alessia Pepe.
“Cuando el estrés es crónico aumenta la hormona del estrés, el cortisol, y puede llegar a producir cambios bioquímicos y generar cambios estructurales en el cerebro y afectar al área de la memoria, el área de la afectividad, o el área de la atención”, señala la doctora. Esta es una de las razones por las que el estrés crónico “puede producir problemas de memoria a largo plazo, pero también ansiedad y depresión; generar problemas de atención y concentración”, añade.
La necesidad de una buena salud neurológica
Un estilo de vida saludable es fundamental para estar en una buena forma física y mental. Desde el punto de vista profesional, una buena salud neurológica requiere realizar actividad física moderada cada día y “pasa también por llevar una buena alimentación y por eludir el sobrepeso y la obesidad, que afectan negativamente al cerebro.”
“El ejercicio físico moderado, aeróbico, como caminar 30 minutos al día, es un estímulo muy importante para mejorar la función cerebral”, subraya la especialista en Neurología, que también incide en la importancia de entrenar el cerebro. “El cerebro -continúa- es como si fuera un músculo; si no lo usas, se atrofia. Hay multitud de actividades que contribuyen a mantenerlo en forma como leer, viajar… Dedicar tiempo a alguna actividad que nos guste es un estímulo muy bueno para activar las neuronas”, insiste la especialista de Quirónsalud.
Saber gestionarlo
Además, para la neuróloga también es fundamental aprender a gestionar el estrés y la ansiedad y tener un buen descanso. “El estrés y la ansiedad pueden tener un impacto muy negativo en las funciones cerebrales, en la memoria, en el aprendizaje… Por ello es muy importante aprender a gestionar este tipo de situaciones, así como dormir al menos ocho horas cada día”, apunta
La doctora Alessia Pepe recuerda que lo importante es ser regulares en la calidad del sueño. “Muchas personas pueden pasar años durmiendo mal, despertándose muchas veces, y esto tiene un impacto a lo largo de la vida, pues es durante el sueño cuando el cerebro forma nuevas conexiones, lo que nos ayuda a mantener una memoria sana. Por eso quien no duerme bien tiene más riesgo de tener a lo largo de la vida problemas de memoria”, concluye.