El confinamiento ha sido la restricción más significativa que han tomado muchos de los países a nivel global para enfrentarse al coronavirus, tanto en la primera ola como en la segunda. Esta situación de limitación de la libertad no solo ha tenido consecuencias para los humanos, sino también para las mascotas, que pudieron y pueden acabar con problemas de obesidad y de ansiedad.Se trata de efectos que pueden sufrir no pocos perros y solo algunos gatos, al ser los felinos de carácter más independiente y tener más posibilidades de moverse.El problema en los canes es que el confinamiento les puede pasar factura porque son animales que necesitan actividad para activar los músculos, liberar energía y mantener la cabeza despejada. Necesidades que no se cubren durante un confinamiento, con días enteros dentro de una casa y paseos limitados en cuanto al tiempo en el exterior.Si a ello se le suma que el hecho de estar en casa más de lo normal puede suponer que el animal coma más de lo habitual, existe el riesgo de que salgan de esta crisis con cierta obesidad, que podría conllevar otros problemas de salud.Sin embargo, en las largas jornadas encerrados en casa, los perros y los gatos hacen una labor terapéutica para sus dueños, ya que muchos de los propietarios son personas que viven solas y gran parte además con una edad avanzada.El lado negativo es que la mascota va a estar sobre expuesta a la presencia de su dueño y puede desarrollar un sobre apego hacia él y cuando se retoma la vida normal, puede afectar. La razón es que el animal se ha acostumbrado durante el confinamiento a estar permanentemente con su propietario y cuando deje de ser así le puede desencadenar un trastorno de ansiedad por separación.Los veterinarios recomiendan a los propietarios que, si ven a sus mascotas tumbadas, solas y tranquilas, las dejen estar para que puedan tener sus momentos de independencia y soledad.Lo que rechazan los profesionales es que se les pongan mascarillas puesto que no contagian… Si pasan el virus a alguien es por contacto, y para ellos tampoco tiene ningún beneficio.Si el dueño es positivo o sospecha que puede serlo es él quien deberá llevar la mascarilla y guardar las medidas higiénicas establecidas en general, como el lavado de manos antes de tocar al animal para evitar dejarle el virus en el pelo y la limpieza o desinfección de los lugares y objetos que éste utilice.Si se respetan estas pautas, un dueño positivo no tendría por qué sacar del domicilio obligatoriamente a su mascota, ya sea perro o gato. Vale con que actúe como cuando la convivencia es con otros seres humanos en una misma vivienda.