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Desarrollo Personal: La importancia de la lectura diaria

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Muchos de nosotros podemos llegar a tener nuevos propósitos cada nuevo año. Uno de los que más se repite es la lectura y devorar libros uno detrás de otro. Este paso, que también es un deseo de avanzar y de crecer, para mucha gente puede resultar muy complicado. Como todo, es una cuestión de hábito, tal y como puede suceder con el deporte. A veces podemos tener la tentación de compensar todo lo que no hemos leído últimamente, pegándonos auténticos atracones de lectura. ¿Qué sucede? Que nuestro cerebro no está acostumbrado a trabajar a ese nivel de intensidad y se fatiga. Por eso, decidimos abandonar y la lectura se acaba convirtiendo sencillamente en una forma de auto convencernos de que algún día lo haremos, pero de momento, es sencillamente muy complicado para nosotros. Una buena forma de cambiar esto es establecer objetivos lógicos y razonables y leer un poco cada día, como una rutina más. Sucede lo mismo con el deporte, por ejemplo, a la hora de empezar a correr. No podemos pretender correr una media maratón o una maratón completa sin tener el hábito y sin que nuestros músculos estén preparados para ello. La mejor forma de vencer este hábito es conseguir combatir el desánimo y la apatía que podemos sentir. Un paso cada día y acabaremos dando diez pasos cada día; luego veinte, treinta y cuarenta; y acabaremos por correr esa media maratón que tanta ilusión nos hace. O, en este caso, acabaremos leyéndonos todos los libros que nos queremos leer. Pero el cambio reside en generar el hábito. Queremos un cambio que sea duradero y que permanezca en nuestras vidas por mucho tiempo, por no decir que para siempre. Así es como tenemos que enfocar nuestro día a día, a la hora de dar los pasos en la dirección del lugar al que queremos llegar. Por eso, sabemos que los objetivos que a día de hoy te parecen inalcanzables, acabarán por convertirse en tu día a día más cotidiano y lo complicado acabará por transformarse en algo fácil. Empieza por el principio sin miedo a equivocarte y verás que si respetas los límites de tu cuerpo y de tu mente en cada momento de tu vida, ningún hábito positivo que hayas construido, como la lectura, desaparecerá nunca. Todo lo contrario, llegarán para quedarse en tu vida.