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Cuando la obesidad se convierte en un problema

El éxito del tratamiento depende en gran medida del compromiso del paciente con los cambios en el estilo de vida y un seguimiento médico continuado

Fernando Baquero

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Reproducción de un balón gástrico en el interior de un estómago. La obesidad puede ser un problema si no se trata / QUIRÓNSALUD
Reproducción de un balón gástrico en el interior de un estómago. La obesidad puede ser un problema si no se trata / QUIRÓNSALUD

El sobrepeso y la obesidad son problemas de salud que afectan a millones de personas en todo el mundo. Para aquellos que han luchado sin éxito con dietas y ejercicio, el balón intragástrico puede representar una solución viable y menos invasiva que la cirugía bariátrica.

El balón intragástrico es un dispositivo médico no quirúrgico que se inserta temporalmente en el estómago a través de una endoscopia. Este balón, hecho de silicona y lleno de solución salina, ocupa espacio en el estómago, crea una sensación de saciedad con menos alimentos y ayuda a reducir la ingesta calórica diaria y promueve la pérdida de peso.

Sin cirugía

El balón intragástrico, que no requiere incisiones ni cirugía mayor, está indicado para personas con un índice de masa corporal (IMC) entre 30 y 40 que no han logrado perder peso con métodos convencionales y no son candidatos adecuados para la cirugía bariátrica.

También deben estar dispuestas a seguir un programa integral de pérdida de peso. El éxito de este procedimiento no quirúrgico puede mejorar o resolver problemas relacionados con la obesidad, como diabetes tipo 2, hipertensión, apnea del sueño y enfermedades cardíacas.

La colocación

Se trata de un dispositivo esférico, generalmente de silicona, que se coloca en el estómago por vía endoscópica (a través de la boca, sin cirugía), ocupando el 45-50% de su volumen. El procedimiento es indoloro, puesto que se realiza bajo una sencilla sedación, de unos 15 minutos de duración y ambulatorioAntes de la colocación del balón, el paciente debe someterse a una evaluación completa por parte de un equipo de profesionales de la salud, incluidos médicos, psicólogos y, si es necesario, endocrinólogos. Este paso es crucial para determinar si el paciente es un buen candidato y no tiene contraindicaciones para el procedimiento.

“El día del procedimiento, se realiza una gastroscopia bajo sedación para asegurarse de que no haya problemas como úlceras o hernias que impidan la colocación del balón. Si todo está en orden, el balón se introduce por la boca y se llena con solución salina y azul de metileno, un tinte que ayuda a detectar fugas. El procedimiento dura entre 20 y 30 minutos y generalmente no requiere hospitalización”, explica el doctor Alejandro Hernández, especialista de la Unidad de Obesidad del Hospital Quirónsalud Tenerife y Hospital Quirónsalud Costa Adeje.

El día después

El postoperatorio varía según la tolerancia individual del paciente y las indicaciones específicas del médico. Inicialmente, se recomienda una dieta líquida durante los primeros días, seguida de una transición gradual a alimentos blandos y luego sólidos en pequeñas porciones. “Este enfoque ayuda a evitar la sobrecarga del estómago y facilita la adaptación al balón”, aclara el especialista.

El balón intragástrico se deja en el estómago por aproximadamente seis meses, aunque algunos modelos pueden permanecer hasta un año. “Durante este tiempo, es fundamental que el paciente asista a consultas de seguimiento para monitorear su adaptación al balón y su progreso en la pérdida de peso, además de seguir apoyo dietético y psicológico para mantener los resultados obtenidos”, recuerda el doctor Hernández. “Estos seguimientos  –concluye– incluyen educación sobre hábitos alimenticios saludables y cambios en el estilo de vida necesarios para maximizar los beneficios del balón”.

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