El melanoma es el tipo más grave de cáncer de piel. Se forma a partir de los melanocitos, o células que producen melanina, que son el pigmento que le da color a la piel. Puede aparecer también en órganos internos, en la retina, en las mucosas o incluso en las meninges.
En los últimos años ha experimentado un preocupante aumento en su incidencia. Es el tumor cutáneo que ocasiona mayor mortalidad y afecta a aproximadamente nueve personas por cada 100.000 habitantes al año.
La importancia del diagnóstico
El tratamiento del melanoma depende del momento en el que se realice el diagnóstico, puesto que cuando se detecta de manera precoz las posibilidades de curación son muy altas; en cambio, cuando el tumor ha tenido tiempo de desarrollarse, o en ciertos tipos más agresivos, el pronóstico empeora considerablemente debido a su capacidad de diseminarse.
“Cuando estas células se vuelven atípicas y crecen descontroladamente, invaden la dermis, el tejido celular subcutáneo y, en casos severos, pueden metastatizar a otros órganos a través de la vía linfática o sanguínea, según explica el doctor Francisco Estrella Gil, dermatólogo de Quirónsalud Costa Adeje.
Factores de riesgo y prevención
Aunque el melanoma puede afectar a personas de cualquier tono de piel, existen diversos factores que multiplican el riesgo de desarrollar melanoma, como la exposición excesiva a la radiación ultravioleta del sol o de fuentes artificiales, antecedentes familiares, personas con piel clara, los pelirrojos y con ojos claros o los que presentan numerosos lunares o nevos atípicos o tienen un sistema inmunológico débil.
La prevención se enfoca en reducir la exposición ultravioleta y realizar controles periódicos de las lesiones melánicas. Se aconseja evitar la exposición solar en las horas centrales del día (12-16) y utilizar un protector con factor mayor de 40. Además, se recomienda evitar las cámaras de bronceado, que emiten radiación UV. La revisión de las lesiones melánicas debe llevarse a cabo anualmente en la población general y cada seis meses en aquellos con nevos displásicos.
Tratamiento
Una vez diagnosticado, los pacientes con melanoma deben someterse a revisiones cada seis meses, que incluyen controles dermatoscópicos, ecografías, TAC y, en algunos casos, PET-TAC. “La cirugía para eliminar el melanoma debe ser radical, utilizando la técnica de cirugía de Mohs, que garantiza la completa extirpación del tumor mediante un control anatomo-patológico intraoperatorio. Además, se localiza y extirpa el ganglio centinela”, recalca el doctor.
Tras el tratamiento, es fundamental que los pacientes con melanoma eviten la exposición solar y tomen precauciones para proteger su piel. Los pacientes con melanoma tienen una probabilidad nueve veces mayor de padecer un segundo melanoma en comparación con el resto de la población. Por tanto, se les aconseja seguir controles periódicos y tomar medidas preventivas.