La cistitis es la inflamación de la vejiga. La mayoría de las veces se produce cuando hay una infección en las vías urinarias. Es una de las causas más frecuentes de la consulta de atención primaria y afecta al 50% de las mujeres al menos una vez en su vida. En cambio, es poco frecuente en hombres de 20 a 50 años, aunque en ambos géneros su incidencia aumenta con la edad y las enfermedades asociadas de base.
Una cistitis sin complicaciones se suele prolongar entre tres y cinco días, aunque en casos más rebeldes como una pielonefritis (infección renal) o una prostatitis en el hombre puede oscilar entre una y varias semanas.
El origen
Las causas son múltiples. La mayoría de ellas se debe a una infección bacteriana que coloniza a través de la uretra de manera ascendente hacia la vejiga. “También, aunque menos frecuente, se puede presentar como una reacción a ciertos medicamentos o a tratamientos como la quimioterapia, radioterapia o pacientes que precisen de uso prolongado de sonda vesical”, señala el doctor Javier Falcón, urólogo del Hospital Quirónsalud Costa Adeje.
En el caso de las mujeres hay mayor riesgo de infección en pacientes embarazadas y menopáusicas (por los cambios hormonales que se producen), en mujeres sexualmente activas y por el uso de ciertos anticonceptivos, como el diafragma con espermicidas.
Otros factores de riesgo que pueden interferir en el flujo de orina son la hiperplasia prostática en los hombres o cambios en el sistema inmunitario derivados de enfermedades como el VIH o a causa de un tratamiento oncológico.
Los síntomas según el sexo
En el caso de los hombres siempre habrá que descartar que haya infección de la próstata asociada a lo que se denomina prostatitis aguda. Los síntomas más comunes son la micción frecuente, necesidad intensa y persistente de orinar (urgencia), ardor mientras orina, orina turbia con olor fuerte o dificultad miccional, especialmente con problema prostático asociado.
Al igual que los hombres en las mujeres cursa con ardor al orinar, frecuencia miccional, molestias pélvicas, sangrado en la orina, fiebre leve. En caso de fiebre alta asociado a dolor lumbar, hay que descartar que la infección esté avanzando hacia el riñón y pueda causar una infección de vías urinarias altas denominada pielonefritis.
Los tratamientos
En caso de cistitis hay que acudir al médico. En casos recidivantes, el especialista confirmará el diagnóstico mediante una tira reactiva de orina y de urocultivo. A partir de ahí, iniciará un tratamiento. En caso de infección, recetará antibióticos específicos, en dosis bajas. En casos más resistentes o recidivantes, habrá que valorar la posibilidad de prolongar el tratamiento o ampliar la dosis de antibiótico, incluso de forma preventiva.
Si es factible, también se deben corregir los factores que propician las infecciones de orina o incluso se puede recurrir al uso de vacunas específicas que se crean con la orina del paciente para que el propio sistema inmune sea quien cree las defensas específicas en aquellos casos rebeldes a tratamiento antibiótico.
Consejos para prevenir la cistitis
- Beber mucho líquido, especialmente agua.
- Orinar con frecuencia. Hay que evitar demorar ir al baño cuando se siente la necesidad de orinar.
- Higiene adecuada a la hora de orinar y defecar para evitar el paso de bacterias de la región anal a la vaginal y uretral.
- Vaciar la vejiga tan pronto como sea posible después de tener relaciones sexuales.
- A nivel farmacológico hay complementos como pueden ser los extractos de arándano rojo cuya función es evitar la adherencia de las bacterias a la pared vesical o medicamentos probióticos (Lactobacillus) que tratan de disminuir el ph a nivel vaginal el cual es muy desfavorable para los patógenos.