La llegada de la primavera acostumbra a afectar negativamente a la salud de las personas más sensibles al polen. Las características climatológicas de este invierno, uno de los más secos y cálidos de las últimas décadas, traerán sin embargo una primavera muy favorable para los ocho millones de españoles (unas 350.000 en Canarias), que sufren esta afección.
La falta de lluvias de este otoño e invierno supondrán un alivio para las personas con alergias. Sin embargo, en las islas es importante no bajar la guardia por la mayor frecuencia de episodios de calima que están soportando los canarios.
Un invierno muy seco
Las lluvias, la temperatura y la humedad inciden directamente en la concentración de pólenes. El calentamiento global afecta a las plantas polinizan antes y durante más tiempo, lo que hace que los pacientes tengan una exposición más prolongada. Además, la contaminación las obliga a cambiar su metabolismo y generar proteínas de estrés que da lugar a pólenes mucho más agresivos.
Teniendo en cuenta que este invierno ha sido muy seco -con solo 98 litros recogidos, un 45 % de la media habitual- y uno de los más cálidos de los últimos 60 años -con 7,9 grados de media, 1,5 por encima-, los expertos auguran una primavera “relativamente favorable” para los alérgicos a las gramíneas.
La utilidad de la mascarilla
Durante estos dos años de pandemia y utilizando mascarilla, los alergólogos han notado un descenso de sintomatología en sus pacientes, especialmente respiratoria, por el menor tiempo de exposición, lo que ha incidido en una disminución también de la medicación.
El doctor Víctor Matheu, especialista en Alergología e Inmunología del Hospital Quirónsalud Tenerife, recuerda la importancia que para las personas con algún tipo de alergia tiene el uso de mascarillas homologadas y la utilización de filtros antipolen en el coche y de purificadores de aire en el interior de las viviendas; de cara a mantener su calidad de vida.
Otras medidas
Algunos especialistas recomiendan, incluso, cambiarse de ropa y lavarse la cara al llegar a casa, no tender en el exterior los días de mucho viento para no acumular polen y no abrir ventanas para ventilar entre el mediodía y primeras horas de la tarde.
El doctor Matheu destaca también las ventajas de la inmunoterapia o vacunación antialérgica. “Esta debe aceptarse como una herramienta terapéutica de primer orden en el manejo de los pacientes alérgicos, pues es el único tratamiento que puede modificar la evolución natural de la patología. En Canarias, llevamos tiempo aplicando este tratamiento con mucho éxito”, concluye el especialista de Quirónsalud.
Más alérgicos en las ciudades
El aumento de temperatura y de los gases de efectos invernadero ha provocado un aumento de la producción de pólenes; además, los contaminantes químicos han alterado la estructura del polen incrementando su agresividad. Esto explica que haya más personas con alergia en las ciudades que en el entorno rural, a pesar de que la concentración de polen sea menor en aquellas.
“Además, los altos niveles de contaminación favorecen el fenómeno de inversión térmica que impide a los pólenes abandonar la atmósfera e incrementa el tiempo de exposición a ellos”, añade el alergólogo.
Los pólenes de mayor carga alérgica
El doctor Matheu señala que en Canarias los pólenes con más importancia alérgica y más frecuentes son la artemisa, la parietaria (más conocida como yerba ratonera) y las gramíneas; precisamente se prevé que esta primavera sea especialmente buena para las personas alérgicas a este último polen como consecuencia de un invierno bastante seco.
“No obstante, las últimas lluvias y tormentas que hemos tenido en las Islas pueden influir en esta previsión sobre todo en verano, con los pólenes más típicos de esta época como son el polen de palmera y las gramíneas”, ha precisado.
El especialista indica que otros pólenes a tener en cuenta en las Islas son los del Rumex (vinagrera) que poliniza en primavera; así como las chenopodiáceas (cenizo) y el plantago (llantén); mientras que en la vertiente sur puede tener más incidencia el polen de acebuche (olivo).