No hay que irse más lejos para detallar de dónde proviene el término de tan sabrosa fórmula, pues sale del híbrido entre breakfast (desayuno) y lunch (almuerzo), quizá con mucho contenido del primero y sin desmerecer al segundo. Muchas veces gran parte de la gente no desayuna “como debe” y se conforma con un café, así que en esta franja horaria ya están más definidas las apetencias y en un factor irrefutable: la calidad de los productos.El brunch es una definición de los países anglosajones y que en Estados Unidos fue introducida por los británicos hacia los años 80 del siglo pasado. Modalidad que se asemeja a un desayuno largo y tardío... por lo que deberá destacar una interesante selección de panadería y pastelería artesanal con panes de nueces, espelta, centeno, integral con semillas, chapata, croissant de mantequilla, tostadas…A lo mejor el potente formato de los buffets de hotel es el que se acerca a este modo tan particular de entender el ágape, pero que se acerca al mediodía y que mantiene sus adeptos.Quizá no deban faltar unos montaditos de ibéricos, selección de quesos, tostadas de foie gras, tipos de yogures, brocheta de frutas, diversidad de ensaladas… El café puede convivir con los espumosos junto a salmón o arenques y encurtidos.Crepes salados y dulces, huevos camperos, pequeños timbales o quiches de cebolla o espinaca; sandwiches fríos y “tramenzzinis". Está claro que cualquier brunch tendrá un denominador común para el comensal: no sabrá muy bien a qué apuntar de lo apetitoso que estará todo.Para gustos se hicieron colores pero lo esencial de esta oferta es que se ciña al rato de bienestar y bocados cuidados. Los partidarios exclaman: “Mientras más practicas el brunching, más te gusta” y es que hay que tener en cuenta que aquí se combina un horario “no agresivo”, generalmente fines de semana, y en un enclave que invite a dejar apartadas las prisas.Del desayuno está claro que se “importan” zumos naturales, yogur con fruta y cereales; del almuerzo, variantes como huevas y algunos guiños a escabeches y salsas ligeras. Cómo no, indispensable la carta de cafés y las infusiones . Son aliadas imprescindibles algunos tipos de mermeladas y confituras artesanales (manzana reineta con pistachos, mandarina con papaya o higos con nueces); se ha impuesto también la búsqueda de la variedad de los vegetales ecológicos y productos locales.Cualquier brunch que se precie debe ofrecer “pulguitas” de quesos y embutidos, chutneys (fruta de la pasión, mango, calabaza…); dátiles o mermelada de pimiento, mini ensaladas (de rúcula, aguacate y salmón). No olvidemos que es ideal intercalar los clásicos con creaciones tipo tostadas de requesón con miel, cake de zanahoria con especias o huevos al grill y todo lo que la cocina aporte en creatividad en forma de cazuelitas de pisto, cremas de berros, salmorejo, guacamole…