Queda algo menos de tres años para las próximas elecciones al Parlamento de Canarias —un mundo en política—, pero algunos ya hacen planes para unos comicios que se celebrarán el cuarto domingo de mayo de 2027. En esa categoría, entre los que fabulan con el futuro, destacan varios dirigentes de formaciones de izquierda que a estas alturas de la legislatura plantean hacer causa común en las urnas con una especie de Frente Popular integrado por PSOE, Nueva Canarias —si para esas sigue Román Rodríguez al frente del partido canarista—, Podemos, Sumar y alguna formación más que orbite en el cinturón progresista.
La idea se inspira, a corto plazo, en la alianza que ganó las últimas elecciones legislativas en Francia y que estaba compuesta por el Partido Socialista, el movimiento Francia Insumisa —con trazas de Podemos en su ideario—, el Partido Comunista y los ecologistas, más el apoyo de diversas agrupaciones de izquierda de carácter menor. Esa coalición, que tomó como ejemplo el Frente Popular que se hizo con el poder de la II República Española en febrero de 1935 y el Frente Popular que tres meses después convirtió presidente de Francia al socialista Léon Blum, se estableció para combatir a la ultraderecha de Marine Le Pen, una batalla supuestamente ideológica que también se asume en el Archipiélago.
¿Dique contra la ultraderecha?
La realidad de las Islas, sin embargo, plantea otro escenario. La resonancia de Vox en el Parlamento no es tan ruidosa como algunos aventuraban y su proyección de votos para las elecciones de 2027 —en el contexto actual— no apunta a capital. Ante a este panorama, la idea del Frente Popular como dique de contención de la ultraderecha en Canarias pierde fuelle para convertirse en otra cosa: "un intento para asegurar sillones desde alguna posición ya trasnochada y plantear algo de batalla a un pacto, el que forman Coalición Canaria y Partido Popular, que parece consolidado", apuntaba este lunes un miembro de una las formaciones históricas de la izquierda canaria.
La unión de los partidos de la izquierda española lleva meses sobre la mesa. Se habla de ella en Andalucía —con elecciones previstas para 2026, si no hay adelanto— y a nivel estatal. En Canarias se impulsa a partir de una cuestión aritmética. Las formaciones con sello progresista (PSOE, Nueva Canarias, Unidas Sí Podemos y Drago Verdes Canarias), en los últimos comicios regionales, sumaron 420.945 votos en la circunscripción autonómica y 384.859 en las listas insulares. La suma de CC y PP, en ambos casos, quedó por debajo: 358.959 (plancha regional) y 377.709 (circunscripciones por islas).
Incógnitas por despejar
"El problema", señala el miembro de un partido de izquierda consultado por este periódico, "es que en política, y mucho menos con la ley electoral canaria, a veces dos más dos no suman cuatro". Para poner luz sobre su reflexión, recuerda que "Ángel Víctor [Torres] ganó las elecciones, en la lista autonómica fue el más votado con diferencia, pero no gobierna porque a su izquierda no hay ningún parlamentario. En algún momento, en el PSOE, pensaron que los votos que perdiera Podemos los iban a recoger ellos y no fue así. Y ahora con esta idea del Frente Popular, que parece más un último intento de Román [Rodríguez] por seguir en la pelea, pasa lo mismo".
De aquí a 2027 la izquierda canaria aún tiene que despejar muchas incógnitas antes de plantearse la posibilidad de formar un Frente Popular: el impacto de los casos Mascarillas y Koldo sobre la figura de Ángel Víctor Torres; el recorrido político de una formación como Nueva Canarias —metida de lleno en un debate interno sobre su liderazgo y rumbo (¿más progresismo? ¿más nacionalismo?)—; la esperanza de vida de proyectos como Podemos o Sumar; o el rumbo que tomará Drago Canarias.