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Política

¿Qué hizo la UE en Grecia, Italia o Malta en crisis humanitarias como la que afronta Canarias?

Los antecedentes con otros socios comunitarios refuerzan la idea de que hay margen para que España solicite más apoyo formalmente o aproveche otros mecanismos de la Unión Europea

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Inmigrantes llegan en cayuco a Los Cristianos (Tenerife) / EFE - ARCHIVO

La crisis humanitaria que afronta Canarias —en lo que va de año han llegado de manera irregular a sus costas algo más de 30.000 personas procedentes del continente— tiene precedentes en la Unión Europea (UE), en los que otros países se han enfrentado a situaciones similares a la de España. 

Grecia (2015-2016)

Durante la crisis migratoria de 2015, Grecia fue uno de los países más afectados debido a su proximidad a Turquía y su papel como punto de entrada a Europa para migrantes y refugiados provenientes de Siria, Irak y otros países en conflicto. En ese momento, Grecia enfrentaba una presión enorme sobre sus sistemas de recepción y gestión migratoria.

Al igual que en el caso de España, hubo críticas tanto dentro como fuera del país en cuanto a si el gobierno griego había solicitado la ayuda suficiente a la UE para gestionar la situación. Algunos gobiernos europeos acusaron a Grecia de no hacer lo suficiente para controlar sus fronteras y gestionar los flujos migratorios, mientras que el país heleno argumentaba que estaba siendo desbordada y que necesitaba más apoyo de sus socios comunitarios.

La UE respondió activando varios mecanismos, como el Fondo de Asilo, Migración e Integración (AMIF) y el despliegue de Frontex, la Agencia Europea de Fronteras. También se puso en marcha el mecanismo de reubicación, que preveía la distribución de un número determinado de refugiados entre los estados miembros de la UE para aliviar la presión sobre Grecia e Italia. Sin embargo, este mecanismo fue resistido por algunos socios comunitarios que se negaron a aceptar refugiados, lo que provocó tensiones en la UE.

Sede de la Unión Europea en Bruselas. / EFE

A pesar de la ayuda de la UE, el caso de Grecia dejó en evidencia las dificultades de coordinar una respuesta paneuropea a la crisis migratoria. La experiencia griega destacó la importancia de que los países afectados soliciten activamente apoyo adicional y mantengan un diálogo continuo con las instituciones de la UE para asegurar una respuesta adecuada.

Italia (2016-2017)

Italia ha sido otro país que, al igual que España, ha enfrentado una presión significativa por ser una de las principales puertas de entrada para los migrantes que cruzan el Mediterráneo desde África. La llegada de grandes cantidades de migrantes, especialmente en 2016-2017, puso a prueba el sistema de acogida italiano —con Lampedusa como principal punto conflictivo al convertirse en una especie de centro de retención masivo—.

Hubo un momento en el que Italia fue criticada por otros países europeos por no controlar adecuadamente sus fronteras, mientras que las autoridades italianas afirmaban que no recibían suficiente apoyo de la UE para gestionar el enorme flujo de personas. El gobierno de Matteo Renzi se quejaba de que muchos países de la UE no cumplían con los compromisos de reubicación de migrantes, lo que generaba una percepción de abandono.

La UE implementó una serie de medidas para apoyar a Italia, entre ellas, el incremento de fondos europeos y el despliegue de personal de Frontex y de la Agencia Europea de Asilo. También se promovió el diálogo con países del norte de África, como Libia, para reducir los flujos migratorios mediante acuerdos bilaterales y programas de cooperación.

El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, y el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, durante los actos de celebración de la festividad de la Virgen de Nuestra Señora del Pino / EFE-QUIQUE CURBELO

Al igual que en Grecia, la clave fue la cooperación y diálogo continuo con la UE la que desencalló la situación. Italia logró aumentar la ayuda europea tras las críticas iniciales, demostrando que los estados miembros deben ser proactivos en la solicitud de asistencia.

Malta 

Aunque a menor escala, Malta también ha enfrentado una presión considerable debido a su ubicación en el Mediterráneo, recibiendo un número desproporcionado de migrantes en relación con su población y recursos.

Al igual que en España, Malta ha tenido tensiones con otros estados miembros sobre la falta de solidaridad en la gestión de los flujos migratorios. Ha habido momentos en que el gobierno maltés expresó que no estaba recibiendo el apoyo adecuado, a pesar de que la UE había activado algunos mecanismos de ayuda.

Se implementaron acuerdos bilaterales con otros países europeos para reubicar a algunos de los migrantes que llegaban a Malta. Además, Frontex también intervino con mayor presencia en la región. Sin embargo, Malta también ha buscado soluciones a largo plazo negociando acuerdos con países de origen y tránsito de los migrantes.

Paralelismos

En todos estos casos (Grecia, Italia, Malta), los países afectados enfrentaron críticas internas o externas por la percepción de que no estaban solicitando toda la ayuda posible a la UE. Sin embargo, también hubo tensiones con otros estados miembros que no querían asumir su parte de la responsabilidad en la reubicación de migrantes.

Pedro Sánchez junto a Ursula Von der Leyen / EFE

Uno de los puntos clave en la resolución de estos casos fue la necesidad de que los países afectados solicitaran de manera activa más ayuda y participaran en las negociaciones con otros estados miembros y las instituciones de la UE. En cada caso, la ayuda aumentó después de que los países involucrados intensificaran sus solicitudes y su participación en los mecanismos europeos.

Solidaridad y tensiones

El desafío sigue siendo la solidaridad entre los estados miembros, ya que algunos países han sido reacios a aceptar migrantes o refugiados. Esto ha creado un entorno donde los países de primera línea, como Grecia, Italia, Malta, y ahora España, sienten que están asumiendo una carga desproporcionada.

En resumen, el caso de Canarias es similar a estas situaciones anteriores. La UE ha mostrado su disposición a ayudar, pero hay margen para que España solicite más apoyo formalmente o aproveche otros mecanismos de la comunidad europea. La experiencia de países como Grecia e Italia sugiere que un diálogo activo y una solicitud clara de ayuda pueden ser claves para una mejor gestión de la crisis migratoria.