El 12 de marzo de 1986 los ciudadanos de este país fueron llamados a las urnas para responder a una pregunta: ¿Considera conveniente para España permanecer en la Alianza Atlántica en los términos acordados por el Gobierno de la Nación? El referéndum ofrecía tres opciones a los 29 millones de electores convocados: voto en blanco, voto a favor y voto en contra. Pablo Rodríguez Valido, actual consejero de Obras Públicas, Vivienda y Movilidad del Gobierno de Canarias, rondaba entonces los cinco años y, aunque no pudo participar en la consulta por una evidente cuestión de edad, dejó clara su postura en los muebles de su casa: los pintó con la consigna OTAN NO.
Las inquietudes políticas de Rodríguez Valido, como describe esa anécdota, brotaron pronto, mucho antes de convertirse concejal del Ayuntamiento de Telde —asunto al que volveremos en breve— cuando apenas tenía 30 años. Nada fue casual para un niño que creció en un hogar donde el compromiso social, el pensamiento crítico o el desarrollo personal marcaban el camino durante los últimos años del régimen franquista o mientras la Transición daba sus primeros pasos. La figura de su padre, Juan Rodríguez Betancor, es sustancial para entender al consejero de Obras Públicas, Vivienda y Movilidad.
Comunismo durante el franquismo
Comunista en tiempos de Franco, pasó por el grupo Latitud-28 del PCE en Gran Canaria y devoró los libros que le proporcionaban compañeros del PSUC —socialistas catalanes— mientras hacía la mili en El Aaiún, Juan Rodríguez Betancor se convirtió, durante los últimos coletazos de la dictadura, en el detenido canario que pasó más días en los calabozos de la comisaría de la plaza de La Feria —sede entonces del Gobierno Civil— por orden de la Brigada Político Social. ¿Su transgresión ante el régimen? Querer cambiar la realidad, gris y mediocre, de Telde, de Gran Canaria, de Canarias.
Con la democracia, ese compromiso social saltó a la política activa: en 1979, en las primeras elecciones municipales de la Transición, Juan Rodríguez Betancor logró un acta de concejal en Telde como candidato comunista. La suma de ediles de Asamblea de Vecinos de Telde —ocho, con Paco Santiago al frente—, PCE —tres— y PSOE —dos— dio el primer gobierno democrático al municipio en 40 años, ejecutivo local en el que el padre de Pablo Rodríguez ocupó el área de Cultura hasta 1983.
Jugada de Paco Santiago
A lo largo de la siguiente década, las organizaciones que formaron ese primer gobierno en Telde se marcaron desde la desconfianza. En 1983, Paco Santiago se deshizo de socialistas y comunistas. En 1987, los comunistas —entonces como Izquierda Canaria Unida (ICU) y con Marcelino Galindo al frente— y el PSOE desalojaron a Paco Santiago de la alcaldía con el apoyo de Alianza Popular —ahora PP— y CDS. Pero en 1991, la aritmética electoral, hizo que los caminos de ambos movimientos volvieran a confluir: la Asamblea Canaria Nacionalista-INC de Paco Santiago consiguió nueve concejales e Izquierda Canaria Unida alcanzó los seis ediles.
Paco Santiago recuperó la alcaldía y Juan Rodríguez Betancor dejó la jefatura del gabinete del ayuntamiento para ocupar la concejalía de Urbanismo. El padre del consejero de Obras Públicas, Vivienda y Movilidad creó entonces la Gerencia de Urbanismo e instituyó en Telde la figura del urbanismo concertado. Su labor en un área tan sensible duró dos años: el tiempo que tardó Paco Santiago en ajustar cuentas pendientes y sacrificar a sus socios con pasado comunista —y que más brillaban en la gestión de los recursos del municipio—. Sólo dos compañeros, Sebastián Henríquez Valido y Maribel Castro, apoyaron a Juan Rodríguez Betancor frente a una jugada maquiavélica que acabó con su carrera política.
Nuevas tecnologías
En paralelo, mientras su padre enfocaba su actividad hacia el mundo empresarial, Pablo Rodríguez entendió durante su infancia y su juventud que el compromiso social servía para cambiar las cosas a mejor. Con diez años, por ejemplo, recogió firmas para solicitar que construyesen una cancha de fútbol para su barrio. Su salto a la política fue casi natural, pero antes experimentó en el mundo de las nuevas tecnologías como director y gerente de NNTT —pyme que se convirtió en referente nacional en servicios profesionales para gaming, servidores webs, etc—.
Tras graduarse en Derecho y ejercer como presidente de los Jóvenes Nacionalistas de Coalición Canaria (CC), en 2011 dio el paso para ser candidato a la alcaldía de Telde de la formación nacionalista. El reto era mayúsculo y agitaba cuestiones personales. Paco Santiago, entonces, aún ejercía como alcalde del municipio grancanario y aspiraba a la reelección al encabezar la plancha de Nueva Canarias (NC).
Fin de Paco Santiago
La lista de Paco Santiago, que fue la más votada, alcanzó los nueve concejales, una cifra que le dejaba lejos de una mayoría absoluta que podía alcanzar con el voto favorable de PSOE, Más por Telde y Coalición Canaria. Dos décadas después, sin embargo, Pablo Rodríguez —el hijo de Juan Rodríguez Betancor— pactó con el Partido Popular (PP) y Ciuca para sellar el punto final a la carrera política de Paco Santiago que, en 24 de los 32 años anteriores, había desarrollado un poder total en el municipio —en su DNI, en el campo reservado para su profesión, incluso llegó a poner alcalde—.
La irrupción de Pablo Rodríguez en Telde, además, fue para Coalición Canaria como encontrar un salvavidas en medio de un naufragio. El cisma que había provocado la fundación de Nueva Canarias en 2005 dentro del nacionalismo del Archipiélago —con la marcha al nuevo proyecto de figuras históricas como Román Rodríguez, Antonio Morales, Pedro Quevedo, Carmelo Ramírez o el propio Paco Santiago— había condenado a CC a ejercer un papel residual dentro de la política de Gran Canaria. En las elecciones locales de 2007, por ejemplo, Coalición no obtuvo ningún concejal en Las Palmas de Gran Canaria o Telde y sólo rascó un consejero en el Cabildo Insular que quedó relegado a la oposición.
Apoyo a Fernando Clavijo
El peso de Pablo Rodríguez dentro de Coalición Canaria adquirió otra dimensión el 12 de septiembre de 2014, cuando decidió apoyar a Fernando Clavijo en el Consejo Político Nacional de la organización como candidato a la presidencia del Gobierno de Canarias. Ese día, que finiquitó la carrera política de Paulino Rivero, se ganó la confianza del nuevo líder nacionalista —inquebrantable hasta hoy— y recibió un encargo: resucitar a Coalición Canaria en Gran Canaria.
Desde entonces, Pablo Rodríguez, el niño que acompañaba a su padre al Ayuntamiento de Telde —donde le mandaban ordenar los Boletines Oficiales tras terminar los deberes— ha sido vicepresidente del Gobierno de Canarias y ha ocupado en dos legislaturas diferentes la consejería de Obras Públicas. Señalado por sus compañeros como el líder de la organización y piedra angular del proyecto en Gran Canaria, en su isla encara el gran desafío que probablemente marcará su carrera: ocupar el espacio nacionalista que ahora mismo domina Nueva Canarias. La tarea no es fácil, pero ya se sabe: el dragón te enseña que si quieres subir alto, tienes que hacerlo contra el viento.