Querido, respetado y admirado. Quien pueda afirmar sin titubeos que ha sido las tres cosas en la vida debe estar satisfecho con el camino que ha recorrido, pero a veces hay personas que se ganan a pulso serlo para toda la eternidad. Jerónimo Saavedra estará en los libros de historia, aunque lo más importante es que nunca se irá de la memoria de aquellos que tuvieron la suerte de conocerlo y pasar tiempo a su lado. Canarias le ha dado un último abrazo en la Catedral de Santa Ana con sus familiares agradecidos y sobrepasados por todo el cariño que han recibido.
Los alrededores del templo, que estaba a punto de celebrar la misa funeral, se fueron llenando este jueves con la asistencia de sus allegados, periodistas, políticos y curiosos. “¿Qué se va a hacer aquí?”, preguntó una señora a este periódico minutos antes de que comenzara. Tras obtener respuesta asintió y en su rostro se pudo leer que ahora comprendía por qué había tanto trasiego.
La Catedral, llena
“¿A qué hora se podrá entrar?”, planteó otra mujer. Si una cuestión está clara es que había ganas de despedir a un hombre que quienes lo tuvieron cerca saben que era una persona valiente y de diálogo. Lo demuestra el lleno absoluto que hubo en el interior. No quedaba ni un solo hueco en los bancos situados frente al altar.
Los familiares fueron los primeros en llegar. Alejandro Peñafiel, su sobrino, cuenta a Atlántico Hoy que es el fin de la despedida desde el punto de vista social, “ahora falta digerirlo internamente”. “A partir de ahora ya queda para la historia su legado y nosotros a acostumbrarnos a vivir sin él”, agrega.
Anécdotas
Llamó la atención que hubo pocos rostros que rezumaran tristeza porque imperaron las ganas de recordar con una sonrisa los buenos momentos dejados por una persona que llegó a estar sentado en el Consejo de Ministros en dos legislaturas con Felipe González como presidente, pero que nunca olvidó sus orígenes y siempre fue un vecino más en el barrio de Vegueta.
Nardy Barrios firmó con Saavedra un pacto en su etapa como alcalde de Las Palmas de Gran Canaria cuando ella estaba al frente de Compromiso. Por discrepancias surgidas en el seno del gobierno municipal ella y su grupo abandonaron el Ejecutivo, aunque la amistad perduró. Relata entre risas que cada 15 días iban a comer juntos y se lo pasaban “bomba”. “Sobre todo él porque se comía mi postre y el suyo”, exclama.
La entrada
Llegó la hora de entrar. La llamada no la hicieron las campanas de la Catedral, fue la lluvia quien se encargó de advertir a quienes aún estaban fuera para que corrieran a buscar asiento. Un aviso que obedeció la prensa, agazapada en busca de canutazos; y los números uno de la política que se desplazaron hasta allí.
Ángel Víctor Torres, ministro de Política Territorial y Memoria Democrática; Fernando Clavijo, presidente de Canarias; Anselmo Pestana, delegado del Gobierno central en las Islas; Augusto Hidalgo, vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria; o Carolina Darias, alcaldesa de la ciudad, disolvieron los corrillos y se dirigieron a la primera fila donde también estaría ubicada la familia.
"Una misa funeral muy especial"
Los primeros en sentarse fueron Darias y Clavijo. Unos minutos más tarde llegó el resto y comenzaron los saludos y las conversaciones que las precipitaciones de fuera los obligaron a cortar. Así se mantuvieron hasta que apareció Lorenzo Olarte, expresidente del Archipiélago, y todos quisieron saludarlo. Uno a uno se acercaron a él casi que en fila india para darle un apretón de manos. También acabó llegando Mariano Hernández-Zapata, consejero de Transición Ecológica.
Ya lo anticipó a la entrada Marta Saavedra, sobrina de Jerónimo: “Va a ser una misa funeral muy especial porque a él le encantaba la música”. Antes de que el obispo de la Diócesis de Canarias, José Mazuelos, tomara la palabra, el sonido de los violines inundó toda la Catedral a ritmo de Franz Schubert con Adagio del Quinteto de cuerda.
Tenerlo presente
La música envolvió todo el ambiente y los presentes se concentraron en disfrutarla como, con toda probabilidad, lo habría hecho Saavedra. Tampoco perdieron la oportunidad de darle un último abrazo la actriz Yanely Hernández o el concejal de Cultura del Ayuntamiento capitalino, Adrián Santana.
La eucaristía siguió con su ritmo habitual y se leyó una parte del Evangelio según San Juan. Recoge cómo Santo Tomás le dijo a Dios que cómo podrían conocer el camino si no sabían a dónde iba. Un sentimiento de orfandad similar al que deja Saavedra a quienes lo consideran su referente. “Mientras lo tengamos presente y sigamos su ejemplo estará con todos nosotros”, subrayó Clavijo ante los medios de comunicación.
"Una figura fundamental"
Darias resaltó que fue “una figura fundamental en la vida y en la política”. “Me gustaría recordarlo como un gran humanista”, apostilló. El obispo Mazuelos pudo hablar con él tres veces en las que pudo descubrir a una persona “singular y única”. Destacó la gran vinculación que tuvo siempre con la Catedral de Santa Ana y que el objetivo en la celebración de este jueves es celebrar, en términos católicos, el Misterio de la vida de Jerónimo.
Habló de su capacidad para tender puentes y para dialogar. “Hoy tenemos que seguir escuchando esa lección de Saavedra”, sostuvo. Dijo que siempre fue un hombre con amor a la verdad y a las trascendencia porque supo valorar la música, la belleza y la estética. Luego sonó Bach y llegó el momento de darse fraternalmente la paz. La que nunca dejó de defender el expresidente canario.
"Para nosotros siempre fue Momo"
“Nos encomendamos”, manifestó Mazuelos, “al descanso eterno de Jerónimo”. A una figura que Ángel Víctor Torres calificó como “imborrable” y aseguró que les cuesta pensar y sentir “que no está con nosotros”.
El colofón final lo puso Marta Saavedra. “Decir Jerónimo Saavedra es decir Canarias”, exclamó. “Aunque para nosotros siempre fue Momo”, indicó. Tras el púlpito no dudó en decir que todos han anhelado en algún momento contar “con una milésima parte de su capacidad intelectual”.
"Un canario universal"
Rememoró que siempre fue un vecino más de Vegueta, que todos lo saludaban y lo apreciaban. “Fue un canario universal”, exclamó su sobrina. Añadió que la isla de La Palma “fue otra de sus grandes pasiones”.
“Gracias, Momo. Por tu vida y por vivirla así de esa manera. Todos en silencio nos quedaremos quietos en su abrazo como si fuera cierto que va a volver mañana”, culminó emocionada.