Las matemáticas son una ciencia exacta. Son tan perfectas que funcionan a través de axiomas: no se discuten. Sin embargo, no nos pueden dar certezas absolutas. Eso, desde que Albert Einstein comprobó empíricamente la Teoría de la Relatividad, sólo cabe en la mitología religiosa. Matilde Pastora Asiánn González, consejera de Hacienda y Relaciones con la Unión Europea del Gobierno de Canarias desde el pasado verano, lo sabe bien. Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Sevilla y poseedora de un máster en Alta Dirección por el Instituto Bravo Murillo, su vida ha estado ligada a los números: primero como funcionaria de carrera en la Agencia Tributaria del Estado; luego como técnica de confianza en la materia dentro del Partido Popular (PP) en Canarias.
Metódica. Serena. Rigurosa. Conservadora. Pragmática. Perfeccionista. Con un perfil más técnico que político. Todo muy matemático, todo muy exacto. Eso destacan de Asián los que han trabajado con ella o cerca de ella en la administración pública durante las dos últimas décadas, porque a pesar de haber pasado por diferentes cargos en lo que va de milenio, su vocación política no brotó temprano. Primero hizo carrera —y brillante— en la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT). Allí fue donde Enrique Giménez-Reyna reparó en ella y dio su nombre para que, en 2000, ocupara la presidencia del Consorcio de la Zona Especial Canaria (ZEC).
Desencanto
Siete años después, ya bajo la bendición de José Manuel Soria, fue nombrada viceconsejera de Economía y Asuntos Económicos con la Unión Europea del Gobierno de Canarias. De esa época, periodo que duró tres años —el tiempo que tardó Paulino Rivero (Coalición Canaria) en cesar a los cargos del PP dentro del Ejecutivo autonómico—, quedó un detalle que retrata la rigurosidad matemática de Asián: cada mañana salía de su domicilio, en la Avenida Marítima, para desplazarse a pie hasta su puesto de trabajo en la calle Franchy Roca. “Es más peatón que usuaria de coche oficial”, recalcan.
Su paso por el Gobierno de Canarias dejó un sabor desagradable en Asián. Convencida hasta la médula de su labor para mejorar las condiciones de los habitantes, la ruptura política entre CC y PP descolocó a una profesional que se movía más por los márgenes que marcaba la razón numérica que por las ideas maquiavélicas —eso de que “un príncipe nunca carece de razones legítimas para romper sus promesas” no iba con ella ni con sus ideales—. Finiquitada esa etapa, regresó a su puesto de trabajo como inspectora de Hacienda, donde unos meses después Soria volvió para ofrecerle un caramelo: ir como número 2 en la lista del Partido Popular al Congreso en las elecciones generales de 2011.
Etapa en Madrid
El escenario, después de la crisis provocada por el crac inmobiliario de 2008 y con la salida de Rodríguez Zapatero del Gobierno de España —ya había anunciado que no repetiría como candidato del PSOE a la presidencia—, era tan favorable al PP que la propuesta de Soria tenía premio seguro —y muchos pretendientes al acecho—. La respuesta de Asián, sin embargo, fue no. Y se repitió en varias ocasiones, hasta que ya no pudo presentar más resistencia ante la insistencia del líder de los populares canarios.
En Madrid, Asián fue diputada en tres legislaturas —2011, 2015 y 2016—, formó parte de la Dirección del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso como portavoz adjunta del Área Económica; y fue nombrada, en 2016, Secretaria de Estado de Turismo, cargo que ocupó hasta que Pedro Sánchez (PSOE) desalojó a Mariano Rajoy de La Moncloa mediante una moción de censura que contó que el apoyo de Unidas Podemos, ERC, PdeCat, PNV, EH Bildu, Compromís y Nueva Canarias.
Regreso a casa
El cierre de la XII Legislatura trajo a Matilde Asián de vuelta a Canarias, a un regreso de marcado carácter familiar y a una especie de retiro familiar con tiempo para disfrutar de la lectura de novelas, pasear, la moda, la gastronomía —tradicional mediterránea, sin grandes aspavientos—, viajar por España, escuchar música clásica y alguna ópera y, sobre todo, de la compañía de los suyos —su marido Francisco Machado (jefe de pediatría del Materno Infantil), su hija María del Carmen, sus nietos—.
Hace justo un año proyectaba la Navidad a partir de una preferencia: pasar parte de su tiempo de ocio junto a sus dos nietos. Hoy, 365 días después —con unas elecciones autonómicas mediante y tras aceptar el cargo de consejera de Hacienda del Gobierno de Canarias por parte de Manuel Domínguez (PP) y Fernando Clavijo (CC)—, su propósito es el mismo antes de afrontar otras Fiestas, pero el deseo va ligado a un asterisco tan grande como una catedral: las cuentas del Archipiélago lo condicionan todo, incluidos los planes familiares.
Nada, sin embargo, parece alterar a Matilde Asián, que con la misma tranquilidad que le explicaría el mecanismo de un juguete a un niño le detalla a la oposición en el Parlamento el por qué de los presupuestos de la comunidad autónoma. Debe ser, tal vez, la tranquilidad que da el control de una ciencia exacta como las matemáticas aunque, después de todo, no nos puedan dar certezas absolutas.