Juan Fernando López Aguilar, eurodiputado y candidato del PSOE a las elecciones europeas del próximo 9 de junio, ha concedido una entrevista a Atlántico Hoy para exponer el programa electoral de los socialistas. El ya miembro del Parlamento Europeo asegura que lo único que puede parar el crecimiento de la extrema derecha en Europa es el socialismo y que la unidad de los países comunitarios es la mejor arma para luchar por la paz.
[Pregunta] ¿Qué se juega Canarias en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 9 de junio?
[Respuesta] Canarias tiene que hacerse presente en las elecciones europeas y en la composición del próximo Parlamento Europeo y la razón es muy elocuente. Somos europeos de pleno derecho, nos representa y nos pertenece y tenemos la oportunidad de decidir dicha representación.
El Parlamento Europeo no es un parlamento remoto, pero tampoco es un parlamento inocuo, es un parlamento que determina y encuadra el 80% de la legislación que se hace en los estados miembros. Legisla sobre derechos fundamentales, sobre democracia, inclusividad, diversidad, igualdad. Nos importan todos estos factores, como nos importa la brecha salarial entre hombres y mujeres, la no discriminación de ninguna categoría de persona, el cambio climático, la transición ecológica, la diversificación de nuestra economía, la legislación de migración y asilo… Nos importa defender nuestra ciudadanía europea contra aquellos que la quieren implosionar desde dentro, pero no tenemos que permitirlo y tenemos que movilizarnos ejerciendo nuestra ciudadanía porque será decisiva para nuestro futuro.
¿Tienen miedo de que en estos comicios la participación sea baja? La última vez, en 2019, subió casi 20 puntos al coincidir con las locales y autonómicas, pero no suele ser lo habitual.
Estamos hablando de un proceso democrático en el que nada está escrito. Los socialistas estamos haciendo una campaña europeísta y movilizadora, llamando al voto frente a las derechas que están agitando y centrándose exclusivamente en su obsesión por llegar al Gobierno en España. Nosotros estamos hablando de los asuntos que importan en la agenda europea.
Y, además, afirmó que el Parlamento Europeo no tiene ningún déficit de legitimación democrático ni competencial. En él se deciden los presupuestos, los recursos de los que dependen tantas esperanzas; pequeñas, medianas empresas, productores, agricultores, estudiantes, mayores… todos tienen depositadas esperanzas en los fondos europeos. Y a esta última legislatura me remito donde ese trabajo permitió la continuidad de pequeñas y medianas empresas con financiación y relanzando la economía después de los estragos de la COVID-19.
Respecto al transporte y la conectividad, Europa está enfocada a la tasa verde, la neutralidad climática, ¿cómo puede una región ultraperférica luchar para no quedarse fuera de esto?
Es importante comprender que la globalización es el estado definitivo en el que vamos a pasar el resto de nuestras vidas, no es un mantra vacío es un hecho ya no hay nada en el mundo que nos pille lejos ni remoto. Lo vemos cada vez que se produce una catástrofe, no digamos una guerra, que la vemos en tiempo real nos duele y nos sangra nos moviliza.
Y esto, sin duda, se aplica a la lucha contra el cambio climático y el calentamiento global. Canarias no puede ser ajena si queremos seguir ofreciendo belleza y paisajes atractivos para quienes nos visitan. Es imprescindible que lo preservemos frente a temperaturas insoportables o frente a mareas intrusivas o cambios ambientales, es importante, por tanto, compartir las grandes estrategias europeas de descarbonización de la economía.
Es cierto que, como región ultraperiférica, hemos podido hacer valer algunas excepciones y tratamiento especial lo que significa un ritmo, una pauta y significa ciertos trayectos exentos del compromiso de descarbonización inminente. Pero eso no nos desvincula de los grandes objetivos globales que son relevantes para Canarias porque es nuestra única oportunidad de ser relevantes en, por ejemplo, el continente africano. Es crucial que África tenga una oportunidad de desarrollo más allá de la desertificación y la ausencia de recursos impuesta por el calentamiento y esto nos pone de manifiesto hasta qué punto nos importa que Canarias sea parte activa integral de la Unión Europea.
Hablando de África, el pasado mes de enero, el Archipiélago fue la primera puerta de entrada a Europa de la migración irregular. Congregó a la mitad de las pateras que entraron en el continente. La cifra en un solo mes fue de 7.270 personas, ¿el Parlamento Europeo está siendo suficiente para atender las necesidades de las Islas?
Lo he dicho en todas las lenguas a mi alcance y en mis años de trabajo en el Parlamento Europeo, Canarias es una frontera exterior de la Unión Europea, pero no es la única —están las islas Pelagias o las islas griegas que han vivido también el drama de las rutas migratorias—, aunque si es la más mortífera. Canarias es vecina de un continente africano con una explosión demográfica sin precedentes en la historia, duplicando su población cada 20 años; una población muy joven y desesperada por la desertificación, la falta de recursos, gobiernos tiránicos, corruptos y guerras civiles y sanguinarias que les expulsan del territorio en el que han nacido.
Todo esto requiere una respuesta y esta legislatura no se podía saldar con un fracaso como la anterior. Hemos puesto en vigor ocho leyes europeas —directamente obligatorias para los estados— que generan derechos que se pueden invocar en los tribunales. Lo hemos conseguido sobre la base de la responsabilidad compartida, de la solidaridad vinculante —lo que significa que ni Canarias ni Lampedusa ni las islas griegas estarán solas ante el hecho migratorio—. Habrá un mecanismo europeo de solidaridad obligatoria y una financiación europea que ayudará a quienes prestan servicios después de los rescates en la mar y a financiar su asistencia sanitaria, su alimentación, su control de identificación personal, el derecho a la interpretación, su asistencia legal.
Canarias tiene una economía muy dependiente del turismo, pero ya han habido movilizaciones para exigir una renovación del sistema y más del 30% de la población está en riesgo de pobreza, ¿qué se puede hacer desde Europa?
Tenemos que dar respuesta a esa brecha generacional que supone que la gente joven tenga vetada la emancipación como consecuencia del encarecimiento de la vivienda en el pilar social. Y esto se hace financiando vivienda pública de alquiler y de compra, movilizando todos los recursos disponibles y haciendo permanente el mecanismo de deuda común que ensayamos con Next Generation, precisamente para financiar proyectos estratégicos de cohesión y sociales que no computan ni como deuda ni como déficit.
Además, hay que hincarle el diente a los factores que encarecen especulativamente el precio de la vivienda como los grandes fondos financieros internacionales y, particularmente, los fondos buitres que actúan como grandes tenedores reservando muchísima vivienda e, incluso, comprando a los ayuntamientos vivienda que fue de promoción pública para especular con ella.
En Canarias, en particular, hay que exigir que todos los poderes públicos, incluyendo el Gobierno de Canarias que está eludiendo su responsabilidad, pongan orden en el desmadre de los alojamientos turísticos, el descontrol de los alojamientos turísticos y exija transparencia fiscalidad y aprovechamiento de los recursos fiscales.
La amenaza de guerra rodea a Europa. No obstante, ¿estamos ante un discurso demasiado belicista?
El despertar estratégico de la Unión Europea supone que no podemos continuar engañándonos a nosotros mismos y pensar que podemos vivir permanentemente en un jardín rodeado de jungla o ser herbívoros en un mundo rodeado de carnívoros. Tenemos que aprender a usar el lenguaje del poder poniendo en común nuestra capacidad y nuestra diplomacia con una estrategia europea de defensa y seguridad. Y también, por supuesto, con una política exterior audible y respetada que puede hablar de tú a tú cuando haga falta a otros actores globalmente relevantes —sobre todo cuando son actores que están desvinculados de las reglas que nosotros respetamos—.
Esto es lo que ha hecho Pepe Borrell como jefe de la diplomacia europea en los últimos años, esto es el camino del futuro. Y no significa ningún alarmismo, significa ser fieles a nuestros valores y a la búsqueda permanente de la paz, pero sin ignorar que no podemos consentir que se nos agreda lateralmente. Tenemos que tener una capacidad de intervención rápida y puesta en común y si lo hacemos, seríamos mucho más eficaces. Muy poca gente sabe que si la Unión Europea pusiese en común todos sus esfuerzos defensivos, desde el punto de vista presupuestario, sería la segunda potencia militar del mundo después de Estados Unidos, pero estamos muy lejos de serlo, estamos fragmentados.