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Política

La inquietud de Ángel Víctor Torres está a su izquierda

La división del voto entre Podemos, Proyecto Drago de Alberto Rodríguez y otras formaciones puede impedir la suma del Pacto de las Flores

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Ángel Víctor Torres, presidente del Gobierno de Canarias. / Elvira Urquijo (EFE)

Las lenguas más afiladas –y con más mala uva– señalan desde hace meses que el Pacto de las Flores está compuesto por cinco partidos diferentes, no por cuatro: la Agrupación Socialista Gomera (ASG), Nueva Canarias (NC), Podemos, el PSOE de Ángel Víctor Torres y el PSOE que quiere pactar con Coalición Canaria tras las elecciones del 28 de mayo de 2023 –con Sebastián Franquis como cabeza visible–. Los sondeos, de momento, proyectan que se podría reeditar la alianza que da forma al actual Gobierno de Canarias, pero hay síntomas –la sintonía de socialistas y nacionalistas en Madrid o la división en la izquierda– que plantean otras opciones.

Con los comicios a la vuelta de la esquina, nadie quiera dar un paso en falso. Los partidos marcan pocas líneas rojas sobre posibles pactos –ahí está el ejemplo de Unidos por Gran Canaria, dispuestos a llegar a acuerdos en el Cabildo con Vox o Podemos– y todos aprovechan cualquier asunto controvertido –bonificación del 100% de los viajes en guagua o la adjudicación de la sede de la Agencia Espacial Española– para meterle el dedo en el ojo al adversario. Política pura y dura.

Proyecto Drago

De todos los jaleos que agitan la escena canaria, hay uno que genera más inquietud que otros en Ángel Víctor Torres: la entrada en escena de Alberto Rodríguez y la división en el voto –a la izquierda del PSOE– que generará su Proyecto Drago fuera de la órbita de Podemos Canarias –formación inmersa en varios incendios internos: la marcha de un histórico como Javier Doreste, la pérdida de sus dos diputados en Madrid, la presencia de dos consejeros en el Cabildo de Fuerteventura que votan en contra de las directrices del partido, renuncias en el Cabildo de Lanzarote y marchas, con críticas públicas, en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y el Cabildo de Tenerife–.

A lo largo de los últimos meses, después de que perdiera su escaño en el Congreso de los Diputados tras ser inhabilitado por el Tribunal Supremo, Podemos Canarias ha intentado tender puentes con Alberto Rodríguez, pero la respuesta ha sido siempre la misma: se han encontrado con todas las puertas cerradas. 

División en la izquierda

Ni siquiera la posibilidad de liderar una lista que aglutinara a todas las fuerzas situadas a la izquierda del PSOE ha logrado hacer variar la postura de Alberto Rodríguez, que mantiene un rumbo fijo: juntar a votantes y colectivos para dar forma, como el propio exdiputado ha reiterado, a "un espacio con clara vocación de incidencia social y política, con gente de toda Canarias y confederal. De carácter archipielágico, que entienda que Canarias no es solo Tenerife y Gran Canaria".

En ese plan no entra Podemos –ni nada que huela a Podemos–. Y con la izquierda dividida –sobre en todo en la circunscripción de Tenerife– Podemos, que ya tiene en el aire mantener el acta por Lanzarote, puede perder dos diputados clave para dar continuidad al Pacto de las Flores –para inquietud del PSOE de Torres y alivio para el PSOE de Franquis–.